Todos tenemos cierto gusto por los relatos mitológicos, algunos tenemos inclinación por alguna rama en específica, sin embargo, hoy les traemos lo que es un relato de la mitología japonesa la cual cuenta de su propia manera lo que sería la muerte y el origen de la vida humana.
La leyenda se remota a los tiempos donde la vida no existía, los más antiguos dioses crearon dos seres que respondían a los nombres de Izanagi (masculino) e Izanami (Femenino) los cuales serían los encargados de la creación de la primera tierra y de poblar a esta de vida, para ayudarlos, les fue otorgada por mano de los mismos seres una lanza mágica adornada con joyas, la cual los seres encargados llevaron a un puente sobre el cielo creado en lo que sería la primera tierra, la cual estaba cubierta únicamente de agua, luego de azuzar el agua con la lanza, esta terminó mojada y de las gotas de agua salada que cayeron de su punta se creo la primera isla sobre la tierra, la cual los protagonistas de la historia se encargaron de poblar.
Una vez en lo que sería la primera isla del mundo, Izanagi e Izanami quisieron unirse como uno y deseaban tener hijos, por lo que construyeron un pilar donde situaron su palacio llamado Yahirodon, en busca de tener a su hijo primogénito, hacen un ritual en donde le dan vueltas al pilar en direcciones contrarias y al final Izanami hizo reverencia primero que Izanagi, lo cual disgustó a los dioses antiguos y fue lo que originó que sus dos primeros hijos salieran con discapacidades y no fueran considerados dignos, por los que se dejaron en una canoa a la deriva en el mar.
Luego de repetir el ritual de manera exitosa, Izanami e Izanagi se unieron como esposos y dieron vida a lo que serían las primeras 8 grandes islas (Dioses) del territorio japonés.
Luego de crear cantidades inmesurables de deidades, Izanami muere al dar a luz a lo que sería el Dios del fuego. Llevado por la rabia y el dolor, Izanagi mató al recién nacido y a raiz de esto se crearon otras islas.
Izanagi, sumido en la tristeza por no tener a su esposa, decide viajar al yomi, la representación japonesa del mundo de los muertos, la cual es casi idéntica al mundo terrestre, con la única diferencia de que allí todo se encuentra en la penumbra eterna. Luego de buscar a la difunta por fin da con ella, pero esta, iracunda le dice que ya es demasiado tarde para volver entre los vivos, pues ya había comido en el Yomi y una vez hecho esto no se puede volver.
Izanagi no desistió y convenció a su esposa para que lo acompañara, sin embargo, en un momento de curiosidad, prendió un peine de Izanami para usarlo como antorcha, mostrándole con la repentina luz que su esposa ahora se había vuelto un ser podrido y muy diferente. Llevado por el miedo, corrió hacia la salida del Yomi mientras su esposa muerta, sumida por la vergüenza y la ira lo perseguía junto a 8 Shikomes (Brujas) para no dejarlo salir, sin embargo, Izanagi consigue cruzar las puertas de Yomi y desde el fondo, su esposa le dice que por su traición, mataría a 1.000 personas cada día, de esta forma dando origen a la imagen de la muerte, la cual tiene el nombre de Izanami, mujer abandonada de Izanagi.
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