Un estudio ha revelado cómo se forman los cráteres gigantes, como el que originó el impacto que acabó con los dinosaurios, y cómo favorecen que prospere la vida.
Mira además: Asesor de Obama: gran asteroide podría sucumbirnos como a los dinosaurios
Alrededor de 66 millones de años atrás, un bólido de unos 10 kilómetros de diámetro chocó con la Tierra cerca de lo que hoy es la península del Yucatán. La colisión causó al cráter de Chicxulub, de más de 180 kilómetros, y precipitó la extinción de numerosas especies, entre los que se encuentran los dinosaurios.
Además, el impacto causó un anilló montañoso, una peculiar cadena de elevaciones que sólo las grandes carambolas cósmicas son capaces de originar. Sin embargo, hasta ahora no había sido posible recuperar muestras que permitieran conocer con certeza cómo se forman o la profundidad a la que surgen.
El cráter de Chicxulub es el único conocido en la Tierra que tiene este tipo de anillo, pero se encuentra bajo tierra y solo se puede acceder a él perforando la roca que lo cubre.
Sin embargo, un equipo de científicos ha conseguido extraer, por primera vez, unos núcleos de granito rosado de esta estructura. Incluso, David Kring, un geólogo del Instituto lunar y planetario de Houston, en Texas, asegura que las muestras son mucho mejores de lo que había esperado.
El proyecto ha sido bastante complejo y ha llevado prácticamente una década planearlo. Cuando todo estaba listo, las máquinas penetraron 1.335 metros a través del lecho marino frente a las costas de la ciudad de Progreso, en México, entre abril y mayo de 2016. Cuando se encontraban a 618 metros, las barrenas alcanzaron las primeras rocas de esas elevaciones. El granito recuperado contiene grandes cristales, lo que, en opinión de los geólogos, sugiere que se encontraba originalmente a entre 8 y 10 kilómetros de profundidad. El choque lo sacó de su sitio y lo situó encima de otras rocas, mezclando así las que se encontraban próximas a la superficie con material que se hallaba debajo de ellas.
Así, el estudio parece descartar una de las hipótesis que los expertos venían barajando. Ésta suponía que, tras uno de estos impactos, casi toda la roca pulverizada permanecía en su sitio, mientras que las muestras señalan que el objeto que chocó contra la Tierra hizo un profundo agujero en la corteza y que la roca fluyó como un líquido y se elevó hacia lo alto. Después, cayó y se esparció alrededor, formando el anillo.
En un ensayo publicado en la revista ‘Science’, los científicos indican que la colisión aumentó la porosidad en la corteza. Esto contribuyó a crear nuevos hábitats subterráneos en los que prosperaron ciertos microorganismos capaces de sobrevivir sin luz solar.
H/T – Muy Interesante