Un equipo de científicos nipones realizará una prueba para mover un ascensor a través de un cable. En caso de que el experimento resulte exitoso, será el primer paso para construir ascensores espaciales.
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Investigadores de la Universidad de Shizuokae, Japón, esperan lograr algo que nunca se había hecho: que una caja de apenas seis centímetros de largo y tres centímetros de ancho se desplace a lo largo de un cable de 10 metros extendido entre dos pequeños satélites en el espacio.
El cohete H-2B, que transportará el material, despegará el 11 de setiembre desde la base de Tanegashima, en el sur del archipiélago japonés. El movimiento del microascensor será monitoreado por cámaras colocadas en ambos satélites.
«Ésta será la primera experiencia en el mundo que estudiará el movimiento de ascensores en el espacio», dijo el jueves pasado a la AFP un portavoz de la universidad. (Lea: registran una matanza de 87 elefantes en África)
Aunque el intento por extender un cable en el espacio es un experimento que ya se había hecho, esta será la primera vez que se piensa mover un contender en un cable en el espacio exterior. En caso de que resulte exitoso, será el primer paso para que en el futuro se puedan construir ascensores espaciales.
«En teoría, un ascensor espacial es altamente plausible. Los viajes espaciales pueden convertirse en algo popular en el futuro», dijo el director de la investigación, Yoji Ishikawa, a Europa Press. (Lea Las invaluables colecciones que devoró el incendio del Museo Nacional de Brasil)
La idea de un ascensor espacial que se traslade mediante un cable de miles de kilómetros de largo hasta una estación ubicada en una órbita geoestacionaria se remonta a fines del siglo XIX. El ruso Konstantin Tsiolkovsky, padre de la cosmonáutica soviética, se inspiró en 1895 tras haber visto la Torre Eiffel en París.
Casi un siglo después, el novelista y cientifico británico Arthur Clarke revivió la idea en su novela «Fuentes del paraíso», publicada en 1979.
Hoy, un ascensor espacial permitiría, en teoría, llevar una carga al espacio por un costo decenas de veces inferior al de los cohetes actuales. Además, el ascensor se movería con electricidad, que puede provenir de fuentes renovables y no contaminantes.
Sin embargo, los científicos aún deben resolver unos desafíos. Que los cables sean resistentes a los rayos cósmicos y que los desechos espaciales no choquen con los elevadores, son algunos de ellos.
Una importante empresa de construcción japonesa, Obayashi, que trabaja en colaboración con el equipo de Shizuoka, también está estudiando la manera de construir su propio ascensor, para llevar turistas al espacio hacia 2050.
En 2012, la misma explicó cómo prevé tender un cable construido con nanotubos de carbono, una estructura de material veinte veces más resistente que el acero. La cabina se desplazaría gracias a esta cuerda gigantesca, que mediría no menos de 96.000 km, o sea, más o menos un cuarto de la distancia de la Tierra a la Luna.
H/T – Elespectador