Una mujer quedó ciega después de haber nadado con lentes de contacto puestos: la infortunada necesitó un trasplante de córnea. Ella jamás imaginó que sus vacaciones en Escocia le quitaran parcialmente la visión.

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Muchas personas utilizan lentes de contacto por ser fáciles de colocar y ligeros; sin embargo, para Emma Jenkins terminaron siendo una pesadilla que amenazó su visión.

Emma casi queda invidente tras una fuerte infección que contrajo por nadar con lentes de contacto puestos.

La mujer se encontraba en Escocia cuando decidió entrar a nadar con sus lentes de contacto puestos y al ingresar al agua, un fuerte dolor comenzó en su ojo.

Emma, de 39 años de edad, contrajo una fuerte infección producto del contacto de microorganismos con las lentillas, informó The Scottish Sun.

Tras ese episodio, su ojo se inflamó, pero ella se atendió una semana después, al regresar a casa, Inglaterra.

Desafortunadamente, el primer diagnóstico que la mujer tuvo fue equivocado, Emma padecía queratitis microbiana, su córnea estaba inflamada e infectada y una úlcera cubrió todo su iris.

La evolución de la mujer no fue favorable, los dolores se hicieron cada vez más fuertes, no podía moer ya su párpado y fue perdiendo la visión.

Fueron tres años de sufrimiento para Emma y finalmente, un trasplante de córnea le regresó su visión de manera parcial.

H/T – Debate