Un nuevo estudio encontró que la primera vida en la Tierra era más probable que se criara en cuerpos de agua poco profundos que en los océanos.
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El estudio publicado el viernes en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosystems mostró que los estanques primitivos con 10 centímetros de profundidad tenían una mayor concentración de nitrógeno, un ingrediente clave para la vida en la Tierra.
Los óxidos nitrogenados en los estanques tuvieron una buena posibilidad de reaccionar con otros compuestos y dar origen a los primeros organismos vivos, pero en los océanos profundos, fue más difícil para el nitrógeno establecer una presencia significativa que catalice la vida, según el estudio dirigido por Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Según una hipótesis de origen de la vida, las moléculas de ARN que flotaban libremente habían sido inducidas químicamente para formar las primeras cadenas moleculares de la vida después de que se pusieran en contacto con los óxidos nitrogenados. Esos óxidos nitrogenados en los cuerpos de agua fueron generados por un rayo en la atmósfera y luego fueron drenados hacia el agua.
Pero los científicos del MIT encontraron que una gran parte de los óxidos nitrogenados podrían ser destruidos, particularmente en los océanos, por la luz ultravioleta del sol y el hierro disuelto de las rocas oceánicas primitivas.
Las dos reacciones químicas podrían suprimir las concentraciones de óxidos nitrogenados en el océano en un factor de 1.000, según el autor principal del estudio, Sukrit Ranjan, con el MIT.
Sin embargo, en los estanques poco profundos, los óxidos nitrogenados se habrían acumulado a concentraciones mucho más altas porque los estanques tenían mucho menos volumen sobre el cual podrían diluirse los compuestos.
«Estos estanques podrían haber tenido una profundidad de 10 a 100 centímetros, con un área de superficie de decenas de metros cuadrados o más», dijo Ranjan.
Según el estudio, cuanto menor sea la profundidad del estanque, mayor será la probabilidad de que los óxidos nitrogenados hayan tenido que interactuar con otras moléculas.
H/T – Panorama