Uno de los investigadores que tomó parte en este estudio compara los desplazamientos armónicos de estos exoplanetas con músicos que «tocan un ritmo diferente, pero siempre se unen al comienzo de cada compás».
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Siete años de observación de una estrella en la constelación del Dragón con un espectrógrafo europeo han traído la idea de que tiene un sistema planetario excepcionalmente regular. Según los astrónomos, la HD 158259 consta de una ‘supertierra’ y cinco ‘minineptunos’ con las órbitas muy apretadas y una periodicidad inusual, que los alinea en una resonancia de 3:2.
Este fenómeno significa que por cada tres traslaciones del planeta más interno, el segundo más próximo al astro completa dos suyas; y por cada tres órbitas de la segunda, la tercera cumple dos, y así sucesivamente. Un grupo internacional de investigadores dedicó a esta resonancia un artículo, publicado la semana pasada en la revista Astronomy & Astrophysics.
Los autores consideran «muy poco probable que las relaciones de período tan cercanas a 3:2 provengan de la mera aleatoriedad». Por lo tanto, admiten que en algún momento los planetas sufrieron una «migración en el disco protoplanetario, durante la cual cada par consecutivo de planetas se fijaría» en esta resonancia orbital.
Su conjetura sobre la formación de un sistema tan compacto y con una armonía casi perfecta incluye también la idea de que la propia resonancia, en los momentos cuando era perfecta, pudo apretar las órbitas de forma semejante al efecto de la marea.
El primer autor del estudio, Nathan Hara, de la Universidad de Ginebra, compara en un comunicado universitario los exoplanetas de la HD 158259 con «varios músicos que cada uno toca un ritmo diferente, pero siempre se unen al comienzo de cada compás». Destaca también que las mediciones realizadas por el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito de la NASA (TESS) «permiten estimar el radio del planeta y proporcionar información valiosa sobre su estructura interna».
Sin embargo, el papel decisivo para esta observación lo desempeñó el espectrógrafo SOPHIE, instalado en los Alpes franceses, que midió todos los parámetros del sistema, inclusive los eclipses, las masas planetarias y la velocidad radial de la estrella.
En concreto, el planeta menor y más cercano al astro tiene una masa dos veces mayor a la de la Tierra, mientras que el resto son casi iguales y pesan seis masas terrestres. Todo ese conjunto excepcionalmente homogéneo cabe dentro de la órbita de Mercurio respecto al Sol, aún más: el planeta más alejado de la estrella HD 158259 está casi tres veces más cerca que el primer planeta de nuestro Sistema Solar de su astro. La ‘supertierra’ y sus hermanos ‘minineptunos’ se encuentran a una distancia de 88 años luz de nosotros.
R/T – Actualidad