Gran parte de los cambios producidos en el microorganismo le restan capacidad de transmisión, mientras que otros son neutrales, dicen científicos.
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El coronavirus SARS-CoV-2 ha experimentado miles de mutaciones desde que estalló el brote a finales del año pasado, aunque ninguna de ellas parece aumentar su transmisibilidad o proporcionarle ventajas de propagación, según un grupo de investigadores del University College de Londres (UCL).
Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron el genoma del patógeno aislado en aproximadamente 15.000 personas con covid-19 de 75 países, con el objetivo de comprobar si los cambio registrados en los genes del virus lo hacen más contagioso y más letal, una cuestión clave a la hora hacer previsiones sanitarias para los próximos meses.
El profesor François Balloux, que encabezó el equipo a cargo de la investigación, explicó que emplearon una nueva técnica para determinar si las cepas con nuevas mutaciones tienen mayor poder de transmisión. En primer lugar, estimaron cuántas mutaciones se habían producido repetidamente en distintos pacientes y se centraron en 31 que habían ocurrido al menos 10 veces de forma independiente durante la pandemia, según recoge un comunicado difundido por el University College.
El comunicado destaca tres posibilidades diferentes de que se produzcan las mutaciones: por errores de replicación; por interacciones con otros virus que infectan la misma célula (proceso que se denomina recombinación o intercambio); o aquellas inducidas por el sistema inmune u otros sistemas del huésped que modifican sus propios ácidos ribonucleicos (ARN).
Resultó que la mayoría de aquella muestra de mutaciones repetidas había sido inducida por el sistema inmune humano y que la mayoría era ligeramente perjudicial para el virus. De hecho, ninguna mutación parecía ser ventajosa para la transmisión posterior, aunque algunas eran neutrales.
Una mutación registrada en la proteína de la espiga del coronavirus y que fue denominada en su día D614G figura entre las mutaciones analizadas por el equipo de Balloux. Algunos virólogos habían especulado con la posibilidad de que dicha mutación podía hacer que el virus fuera más contagioso, algo que no se confirmó en el marco de este estudio.
El artículo redactado por los investigadores londinenses se encuentra pendiente de revisión científica en el servidor de preimpresión para biología bioRxiv. Los autores sostienen que el virus SARS-CoV-2 «saltó a la población humana a finales de 2019 desde un reservorio actualmente no especificado» y que el poco tiempo que ha pasado con los humanos hace posible que «aún no esté completamente adaptado a su huésped humano».
H/T – Actualidad