La Tierra tardó menos de un millón de años en recuperar los niveles de biodiversidad que tenía antes de la caída del asteroide Chicxulub, incluso en el lugar del impacto.
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Cuando la ciencia ya tiene un cuadro casi completo del último día de los dinosaurios, un estudio paleontológico y estratigráfico se ha centrado en los primeros milenios posteriores a la caída del asteroide Chicxulub hace aproximadamente 66 millones de años en el territorio del actual México.
Pese a los efectos devastadores del impacto del asteroide, que provocaron la extinción no solo de los grandes dinosaurios, sino también de prácticamente todo el resto de especies de la Tierra, la vida no tardó en recuperarse, ni siquiera en el lugar donde impactó el asteroide, es decir, en lo que hoy es la península de Yucatán y las aguas aledañas del golfo de México. Tras ‘solo’ 700,000 años, el ecosistema del propio cráter de impacto alcanzó unos niveles de abundancia y diversidad de seres vivos equiparables a los que había habido antes, durante el final del período Cretácico.
La nueva investigación, dirigida por el catedrático de la Universidad de Granada Francisco Rodríguez-Tovar, enfatiza un rápido restablecimiento de las “condiciones paleoambientales favorables dentro de la cuenca de impacto”, que hicieron posible la colonización del sustrato por distintos organismos.
Cuando los científicos afirman que la vida se recuperó rápidamente lo dicen, claro está, en términos de tiempo geológico. Esta recuperación del terreno para la vida “no fue brusca, sino producto de distintas fases de diversificación, estabilización y consolidación”, afirma el autor principal en un comunicado publicado este miércoles en el web de la universidad española.
La toma de muestras para el estudio se llevó a cabo en la parte submarina del inmenso cráter, que tenía un diámetro de 180 kilómetros. El equipo calculó el número de icnofósiles del lugar, que son como las huellas dejadas en el fondo marino o el litoral por pequeños animales, normalmente invertebrados. Su conclusión es que la comunidad de organismos que dejaron trazas se había recuperado completamente al final de esos 700,000 primeros años del Paleoceno.
Aunque la provocada por el impacto del Chicxulub fue una de las cinco grandes extinciones del último medio millón de años, en realidad difirió mucho de las anteriores. Los autores comparan sus consecuencias particularmente con la extinción final del período Pérmico (ocurrida hace aproximadamente 251 millones de años y la más drástica de todas) y, a pesar que encuentran semejanzas entre ellas durante las fases de recuperación, la recuperación de la vida después de la caída del asteroide que extinguió a los dinosaurios fue significativamente más rápida.
H/T – Vocesdelperiodista