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El aumento de la temperatura de las aguas que produce el cambio climático sería el mejor ambiente para que se multipliquen estos peligrosos microorganismos.
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El cambio climático que está generando un aumento de la temperatura en los océanos este judicial por varios motivos, pero el que más preocupa en este momento es el aumento de microorganismos nocivos. Las amebas comecerebros y las bacterias come carne encontrarían un hábitat propicio para multiplicarse más rápidamente.
Los científicos estadounidenses advierten sobre este efecto no deseado del cambio climático sobre la población de las amebas ‘Naegleria fowleri’ y las bacterias ‘Vibrio vulnificus’. Para los investigadores, el calentamiento global “está intensificando la oportunidad de que estos seres dañinos se crucen en nuestro camino”. Así lo aseguró Melissa Baldwin, directora una asociación de profesionales de la salud en Florida que estudia las consecuencias del cambio climático y buscar soluciones.
La variación en la temperatura no solamente calienta las aguas, sino que también afectan a las precipitaciones, que son el vector de transmisión de estos agentes infecciosos, que se verían favorecidos con el aumento de las lluvias. También la mayor violencia de los huracanes, que mezclan agua salada con agua dulce, crean áreas salobres muy propicias para reproducción de la bacteria comecarne.
La ameba comecerebros causa meningoencefalitis amebiana primaria, una enfermedad que se caracteriza por la destrucción del tejido cerebral. Puede provocar la muerte en cinco días, por lo que no se llega a diagnosticar a tiempo.
Esta infección es más frecuente en jóvenes y niños y se contrae cuando el agua contaminada ingresa al cuerpo a través de la nariz. Habitualmente se da durante actividades acuáticas.
La bacteria comecarne puede provocar fascitis necrotizante, una infección que va matando el tejido alrededor de una herida. Estos suelen llevar a la necesidad de amputación de extremidades, y en algunos casos a la muerte.
Se contrae a través de la ingesta de pescados, ostras y mariscos crudos o mal cocidos. También si una herida abierta entra en contacto con estos animales o el agua donde se conservan.
H/T – Cienradios