Una fotógrafa, llamada Barbara Iweins, entusiasmada con la diferente expresión facial que puede tener una persona al despertarse en comparación con la que tiene a media tarde, decidió hacer este experimento.
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Te podrás imaginar las de las 7 de la mañana: los ojos hinchados después de varias horas de sueño, el pelo despeinado, y mejor ni seguimos, por tal, la peor pesadilla es que alguien nos retarte en ese estado semizombi.
Pero, la fotógrafa, Barbara Iweins, es una rebelde que quiere capturar a las personas con su lente justo a las siete de la mañana y después a las siete de la tarde.
En su proyecto “7am/7pm”, que forma parte de su serie desarrollada a lo largo de cinco años y titulada ‘Au Coin De Ma Rue’ (La dualidad de la Diferencia), donde Iweins pretende captar la naturaleza cambiante del humano moderno. Sobre todo, la inocencia y vulnerabilidad que parecemos estar perdiendo.
De acuerdo a la fotógrafa, las redes sociales y el creciente uso de la tecnología en nuestra vida diaria otorga a la gente un mayor conocimiento de su imagen, pero, a cambio, la generación de las selfies ha expuesto su vulnerabilidad, remplazando con una seguridad en sí mismos manufacturada para la foto.
En “7am/7pm” Iweins retrata a la gente que conoció en la calle hace 5 años. Explica: “Cuando les pedí hace cinco años que posaran para mí en la calle, recibí miradas tímidas, piernas cruzadas; intentaban esconderse detrás de su mochila… Ahora, esta inocencia se está perdiendo”.
Por lo que decidió buscar esa pureza perdida, fotografiando a sus sujetos en dos horas distintas del día: a las 7 de la tarde, cuando están arreglados y se sienten fuertes, y a las 7 de la mañana, cuando acaban de abrir los ojos y no han tenido tiempo de meterse en su yo artificial.
“Sentí que el único momento del día cuando una persona no tiene ningún escudo es el momento en el que abre los ojos por primera vez. Siempre adoré este momento de lucha en el que nuestra consciencia viaja de los sueños a la realidad”, declara Barbara.
Asimismo, cuenta que la experiencia de fotografiar a la gente tan temprano fue increíble y muy especial. Pero hubo una cosa que no había podido anticipar en absoluto: “Pensé que tendría 20 minutos para captar la expresión de una persona que se levanta, pero de hecho… no.
H/T – Konbini