Río de Janeiro será el cómplice de esta creación; una bulliciosa ciudad costera de Brasil visitada cada año por casi tres millones de turistas extranjeros y más de seis millones de brasileños, pero que no contaba con un acuario, una deuda que pronto será resuelta.
Ubicado en una zona rehabilitada por los Juegos Olímpicos, en un edificio de cinco platas, 26.000 m2 y 4,5 millones de litros de agua salda, AquaRio llega a la ciudad para ofrecer al público una sensación de inmersión total, tal y como lo señala Marcelo Szpilman, creador de esta nueva atracción.
Pues, la inmensidad del agua de azules claroscuros y una iluminación tenue hacen que el visitante se sienta como si estuviera, tal cual, en el fondo del mar, mientras camina por los pasillos que comunican a los 28 acuarios de AquaRio.
Acuarios que cada uno sorprende a su manera, por ejemplo, el primero está lleno de peces peligrosos como la raya eléctrica o el pez león; sin embargo, la atracción principal es un túnel de paredes acrílicas de 20 metros de largo y dos de ancho que dan la impresión de estar inmerso en millones de litros de agua y rodeado de tiburones.
Pero, otra de las grandes innovaciones de este acuario es que, según Szpilman: “Tenemos previsto que niños a partir de seis años puedan pasar la noche ahí con sus padres para experimentar la sensación de estar en el fondo del océano”.
Además, el visitante podrá divertirse creando un pez virtual, que lo seguirá en su viaje entre los colores del acuario. También, en todos los estanques habrá pantallas LED que darán información sobre las especies y su hábitat.
En un principio, AquaRio exhibirá 3.000 peces de 350 especies diferentes, sin embargo, el acuario tiene una capacidad máxima de 8.000 peces.
Asimismo, Szpilman señala que el 90% de los animales de AquaRio fueron capturados en la naturaleza y se pescan en la costa brasileña para ser consumidos por la población local, por lo que AquaRio se convierte en un medio para educar, investigar y servir de protección marina.
Mientras que el agua para el acuario se recolecta con buques en alta mar a la altura de la playa de Ipanema, ya que la de la bahía de Río está contaminada de metales pesados.
Y como si no fuera poco, se tiene previsto alojar en el acuario un museo del surf, un centro de investigación para la reproducción de especies en cautiverio y un centro de buceo que permitirá nadar entre tiburones. Incluso se podrá tocar a algunas especies, como la raya, en estanques especiales.
H/T – Noticias Diarias