Bodie es un pequeño y curioso pueblo fantasma de California, situado a unos pocos kilómetros del Lago Tahoe y cerca de Bridgeport.
Se encuentra deshabitado por completo desde el año 1962, pero por sus tierras se pasean cada día decenas de turistas ávidos por sentir el escalofrío del pasado contenido en un pueblo minero para el cual el tiempo no parece haber pasado. Incluso los almacenes y las tiendas siguen teniendo sus productos originales.
En estas tierras hubo suficiente oro para que varias familias dejaran sus ciudades y alzaran este pueblo en medio de la nada. Su fundador fue W. S Bodey, quien inició esta gran travesía tras descubrir una mina en 1859 junto a otros buscadores. Fue él quien alzó el primer campamento, quien organizó los grupos de trabajo y quien iba y venía hasta Monoville con provisiones. Sin embargo, falleció sin saber que su nombre serviría para dar a conocer al mundo este pequeño pueblo que florecería pocos años después gracias va la fiebre del oro.
Como pueden notar, el nombre de Bodey sufrió una pequeña variación para quedarse definitivamente como Bodie. ¿La razón? Uno de esos actos casuales y extraños de la vida: por un cuadro titulado «Los establos de Bodie».
Para 1876 Bodie era ya un pueblo próspero con empresas, con periódicos, telégrafos, estación de bomberos, varias entidades bancarias y un porvenir prometedor. De hecho, entre 1876 y 1879, pasó de 5.000 a 7.000 habitantes, convirtiéndose en poco tiempo en una de las ciudades más prósperas y con renombre de California. De sus minas, se llegaron a extraer unas cantidades de oro cercanas a los 35 millones de dólares.
Lamentablemente el declive llegó a Bodie en 1880, debido al auge de la minería en las ciudades de Montana, Arizona y Utah. El abandono del pueblo fue progresivo, pero se hizo con tal respeto, que al día de hoy siguen en pie 170 edificios en perfecto estado.
H/T – supercurioso.com
