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El módulo de aterrizaje Chang’e-5 se convierte en la primera nave que confirma la presencia de H20 en la Luna.

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Chang’e 5 llegó a la luna el 1 de diciembre de 2020 como parte de una misión de devolución de muestras y se ha convertido en la primera nave espacial en la superficie lunar que detecta signos de agua dentro de las rocas y el suelo de nuestro satélite. Empleó sus instrumentos de a bordo para tomar una serie de medidas científicas, incluida la reflectancia espectral de las rocas lunares, un proceso en el que la luz reflejada por las rocas puede indicar la composición química, incluidos los niveles de moléculas como el oxígeno y el hidrógeno.

Lo que descubrieron fue que, en algunos tipos de rocas, en una latitud media de la Luna, había moléculas de H20 presentes en alrededor de 120 partes por millón, y otras en 180 partes por millón, lo que confirma los hallazgos realizados por la NASA utilizando telescopios terrestres.

El objetivo es que los astronautas que en el futuro vivan en la Luna sean capaces de extraer el oxígeno molecular y el hidrógeno para producir agua y oxígeno puro para su supervivencia.

En el pasado, las rocas lunares devueltas por las misiones Apolo, impulsadas por el segundo administrador de la NASA, James Webb, estaban extremadamente secas, y se asumió que la poca agua que contenían provenía de la contaminación tras regresar a la Tierra. Sin embargo, sabemos que no podemos vivir sin agua y transportar grandes cantidades a la Luna es inviable por el costo que tendrían las futuras misiones. De ahí que se haya vuelto crucial establecer si nuestro satélite cuenta con agua atrapada debajo de la superficie.

Ahora tenemos una nueva confirmación. Según las medidas tomadas con el espectrómetro mineralógico lunar de Chang’E-5, hay bastante agua -alrededor de 180 partes por millón- en el Oceanus Procellarum del Norte, donde aterrizó la nave espacial china. Esta nueva evidencia es la primera que se recupera de mediciones in situ, pues los anteriores datos se deben a observaciones orbitales y mediciones de muestras. Pero, hasta hoy, un rover o una sonda lunar nunca habían detectado agua directamente en la Luna.

Tanto las mediciones de 120 gramos de agua por tonelada, como la de 180 ppm son mucho más secas de lo que encontraríamos en la Tierra, pero sirven para confirmar la existencia de agua en las proximidades del módulo de aterrizaje. Está claro que tendríamos que triturar muchas rocas para obtener un vaso de agua potable, pero es solo el principio.

Los resultados de los análisis de sensores remotos orbitales y de composición muestran que la roca puede haber sido empujada hacia arriba desde el subsuelo. «Por lo tanto, el menor contenido de agua del suelo, en comparación con el mayor contenido de agua del fragmento de roca, sugiere que se produjo la desgasificación del depósito del manto debajo del lugar de aterrizaje de Chang’E-5», escribió el equipo.

Esto sugiere que puede haber concentraciones aún más altas de agua más abajo si podemos encontrar las ubicaciones correctas y es que la localización en la que se encuentra el módulo de aterrizaje chino está expuesta a toda la fuerza posible del Sol, hirviendo toda el agua sustancial que llega en los cometas. El Polo Sur de la Luna, por ejemplo, que permanece en la sombra, podría ser una zona muchísimo más rica en el preciado bien líquido.

Se necesitarán estudios futuros del contenido de agua en las rocas lunares para determinar si se trata de agua del interior de la Luna, dijeron los investigadores.

H/T – Diariohoy