El análisis detallado de una concha antigua de molusco, enterrada en el suelo durante millones de años, se ha convertido en un nuevo reloj para comprender la rotación de la Tierra.
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El análisis del caparazón fosilizado, de un grupo extinto de moluscos conocido como los bivalvos rudistas de la era del Cretáceo, reveló que los días de nuestro planeta eran media hora más cortos hace 70 millones de años.
En ese momento, la Tierra rotaba alrededor de 372 veces al año, en lugar de las actuales 366.25 rotaciones que nos dan nuestro año de 365 días con años bisiestos.
Conocer esta información puede ayudar a los científicos a reconstruir con mayor precisión la velocidad a la que la Luna se aleja lentamente de nuestro planeta.
La concha de molusco extinto llamado Torreites sanchezi proviene de un grupo de bivalvos llamados rudistas que fueron aniquilados en el evento de extinción Cretáceo-Paleógeno hace 66 millones de años.
Pero tenían algunas cosas en común con las almejas modernas, una de las cuales es que sus caparazones crecieron a razón de una capa por día.
Probablemente puedas adivinar a dónde va esto. Así como los anillos de los árboles contienen información sobre el año en que crecieron, también se pueden analizar esos anillos de concha.
Estudio de la concha antigua
El caparazón tenía una rápida tasa de crecimiento que le permitió preservar un registro detallado del pasado.
Los investigadores utilizaron láseres para tomar muestras pequeñas de la concha y contar los anillos de crecimiento diarios con mucha más precisión de lo que era posible con un microscopio.
Además, al iluminar con láser las muestras y cortar pequeños agujeros de una millonésima parte de un metro de ancho, el equipo pudo analizar los oligoelementos en el material y obtener información sobre la química y la temperatura del océano cuando se formó la concha.
El bivalvo prosperó en aguas que alcanzaron temperaturas de 40 grados Celsius en verano y más de 30 grados Celsius en invierno.
Los anillos de concha también muestran variabilidad estacional; por ejemplo, en las almejas modernas, las capas que crecen en invierno serán más oscuras.
Dicha variabilidad estacional permite a los científicos identificar escalas temporales anuales dentro de los patrones de línea vistos en el caparazón, ya que los anillos estacionales coinciden entre sí.
Al usar este aspecto a su favor se determinó que la concha antigua fosilizada había vivido durante nueve años.
Luego, contaron los anillos cada año, tanto visual como químicamente.
El resultado: 372 anillos por año
Los días tenían una duración que rondaba las 23.5 horas, lo que significaba que la Tierra daba 372 vueltas en un año, lo cual contrasta con los 365 días actuales
Si bien la duración del año se ha mantenido constante a lo largo de la historia de la Tierra, la cantidad de días por año ha crecido a medida que los días se han vuelto más largos.
¿Por qué sucede esto?
Esto se debe a que la gravedad de la Luna está ralentizando la rotación de la Tierra gracias a la fricción de las mareas oceánicas, que también hace que la Luna se aleje más.
Los investigadores también encontraron la primera evidencia concreta de que los bivalvos rudistas pueden haber contenido organismos simbióticos fotosintéticos que los ayudaron a crecer.
«Tenemos entre cuatro y cinco puntos de datos por día, y esto es algo que casi nunca se obtiene en la historia geológica», dijo el autor del artículo y geoquímico Niels de Winter de la Vrije Universiteit Brussel en Bélgica.
Debido a que en la historia de la Luna, 70 millones de años es un parpadeo en el tiempo, los investigadores esperan aplicar el nuevo método a fósiles más antiguos y así encontrar días aún más profundos en el tiempo.
H/T – Invdes