Aparte de poder adoptar cualquier forma, las propiedades magnéticas del imán pueden activarse o desactivarse a distancia, constataron los científicos.
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Científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California (EE.UU.) lograron conferir magnetismo de forma permanente a un líquido, ha anunciado la institución en un comunicado.
Los investigadores descubrieron el fenómeno mientras estudiaban el ferrofluido, una suspensión de partículas de óxido de hierro en líquido que exhibe normalmente propiedades magnéticas solo en presencia de otro imán. Esta vez, a través de impresión 3D crearon gotas del fluido con partículas de tan solo 20 nanómetros (nm) de diámetro, y las colocaron en un aceite mediante una bobina magnética.
Sorprendentemente, observaron que las gotas se movían al unísono, influenciándose unas a otras aun después de que el imán externo fuera retirado. De este modo, el líquido demostró unas propiedades magnéticas permanentes que hasta el momento solo se conocían en materias sólidas.
«Hemos hecho un nuevo material que es simultáneamente líquido y magnético. Nadie ha observado esto antes», cita el comunicado al profesor Tom Russell, que lideró el proyecto. «Casi no podíamos creerlo», agregó.
Según los científicos, el extraño comportamiento del fluido se debe al tamaño minúsculo de las partículas ferromagnéticas. Al observar las gotas en un microscopio, revelaron que cerca de 1.000 millones de ellas se juntaron en la superficie de las gotas, formando algo parecido a una envoltura que dividía los líquidos.
Dado que la anchura de las fisuras entre las partículas no superaba los 8 nm, toda esta ‘cáscara’ actuaba como un imán sólido y de alguna manera transfería sus propiedades a las otras 70.000 millones partículas que se hallaban en el interior de las gotas.
«Lo que comenzó como una observación curiosa terminó abriendo una nueva área de la ciencia», dijo Xubo Liu, uno de los participantes en el estudio.
Por el momento, los investigadores establecieron que el nuevo material es capaz de adoptar cualquier forma —exactamente como un líquido—, y sus propiedades magnéticas pueden activarse o desactivarse y posibilitan un control remoto.
«Podría llevar a una clase revolucionaria de dispositivos imprimibles líquidos para una variedad de aplicaciones, desde células artificiales que ofrecen terapias dirigidas contra el cáncer hasta robots de líquidos flexibles que pueden cambiar su forma para adaptarse a su entorno», explica el laboratorio.
H/T – RT