Aunque los burros no representan exactamente un símbolo de estatus, pudo haber sido usado por la élite para jugar al polo, sugieren los investigadores.
Mira también:Descubren el secreto de un extraño entierro medieval en Italia
Un equipo de arqueólogos ha hecho un raro y sorprendente descubrimiento al analizar la tumba de una mujer noble de la China imperial enterrada junto con los restos de burros, según describe un estudio publicado este 17 de marzo en la revista Antiquity.
Históricamente los humanos y los animales han convivido juntos, incluso en muchas culturas consideraban que esa unión debía continuar en el más allá, sin embargo, en el caso de Cui Shi, de la dinastía Tang, este parece ser un extraño ejemplo de mostrar cómo fue su vida.
La tumba, fechada en año 878 d.C., es la primera en la que se encuentra a una mujer de alto estatus de la China de ese tiempo enterrada con burros, un animal caracterizado por su uso en el transporte y la construcción, algo propio de las clases obreras y campesinos.
«No había razón alguna para que una mujer como Cui Shi usara un burro, y mucho menos para que lo sacrificara para su vida después de la muerte», señala el arqueólogo Songmei Hu asegurando que se trata de «la primera vez que se observa un entierro de este tipo», recoge el portal Eurekalert.
Los burros han sido un animal extremadamente útil en Europa y Asia, pero no exactamente un símbolo de estatus a diferencia de los caballos. La evidencia recolectada por los investigadores sugiere que esta mujer de la élite pudo haber usado a los burros para jugar al polo, un juego que en la actualidad se practica a caballo.
Los arqueólogos explican que el polo, probablemente originado en Persia, se empezó a extender hacia China, donde se volvió popular entre los nobles de la dinastía Tang, que perduró entre los años 618 y 907 d.C. Debido a que este juego podía no ser muy seguro para algunos jinetes como mujeres y ancianos es probable que hayan optado por usar burros en lugar de caballos. El análisis de los huesos de estos animales también apunta a que no fueron usados en tareas pesadas.
Esta versión del juego llamada Lvju, ya había sido documentada en registros históricos, pero no había podido ser confirmado arqueológicamente hasta la fecha. «Los burros enterrados en la tumba noble de la dinastía Tang en Xian brindan una primera oportunidad, y muy rara, para comprender el papel de los burros en las sociedades del este asiático», explica la coautora de la investigación Fiona Marshall.
H/T – Actualidad