Desde la década de 1960, la comunidad científica daba por válida la hipótesis de que el habla humana comenzó hace alrededor de 200.000 años.
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Un grupo de científicos ha concluido que el habla humana apareció 20 millones de años antes de lo que se creía, refutando la hipótesis imperante desde la década de 1960 que señalaba que las personas empezamos a hablar hace alrededor de 200.000 años, según un artículo publicado este miércoles en Science Advances.
Los investigadores sostienen que algunos de nuestros primeros antepasados similares a simios ya eran capaces de formar sonidos vocálicos, lo que se considera uno de los elementos claves del lenguaje humano.
Tener una laringe baja proporciona más espacio para que la lengua se mueva, por lo que hasta ahora se pensaba que era un rasgo indispensable para producir ese tipo de sonidos. Sin embargo, el nuevo estudio señala que, además de que la laringe baja «no es exclusivamente humana», esta no es necesaria para emitir «patrones constantes en las vocalizaciones»
De hecho, se pensaba que los monos carecían del tipo correcto de laringe para generar una gama de sonidos, pero tras analizar su comportamiento y comunicación mediante gruñidos, los expertos han descubierto que estos animales son capaces de producir «vocalizaciones notablemente humanas».
«Sin el límite de tiempo impuesto por [la idea del] descenso laríngeo, ahora se pueden incluir una variedad de diferentes hipótesis sobre la aparición del lenguaje», explicó Louis-Jean Boe, profesor de la Universidad de Grenoble Alpes (Francia) y autor principal de la investigación.
Desde los años sesenta del siglo pasado, se pensaba que el alargamiento del tracto vocal como resultado del descenso de la laringe fue el primer paso para que apareciera el habla. Como ese rasgo se consideraba único del Homo sapiens anatómicamente moderno, los científicos determinaron que el lenguaje humano solo pudo aparecer hace alrededor de 200.000 años.
Boe asegura que el «lenguaje completo» es algo único y universal en los humanos, en el cual la parte posterior descendente de la lengua es un elemento clave, ya que permite realizar movimientos altamente coordinados para producir consonantes y vocales. Asimismo, detalla que los animales se comunican de distintas maneras, incluso con gritos vocálicos, pero su complejidad estructural e integración del habla y el lenguaje son menores que los de las personas. «Comprender el abismo entre los sistemas humanos y animales […] se considera el problema más difícil de la ciencia», concluyó el investigador.
H/T – RT