Uno de los ataúdes encontrados en la cámara funeraria pertenecía a una mujer llamada Didibastet, que fue enterrada con seis vasos canopos en lugar de los cuatro que dictaba la tradición en el Antiguo Egipto.
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Un equipo de investigadores egipcio-alemán de la Universidad de Tubinga (Alemania) descubrió una cámara funeraria en el fondo de un pozo de enterramiento colectivo –de unos 30 metros de profundidad– en el conjunto de talleres de momificación de Saqqara (Egipto), comunicó este 3 de mayo el Ministerio de Turismo y Antigüedades del país en su cuenta de Facebook.
El taller de momificación y el lugar de entierro colectivo contiene cinco cámaras funerarias de la dinastía XXVI (664-525 a.C.), que albergaban 54 momias y esqueletos, cinco grandes sarcófagos, una docena de jarras canópicas, una máscara de momia de plata dorada y miles de ‘ushebti’, unas figurillas antropomorfas cuyos espíritus debían servir al difunto en la otra vida. Ambos lugares fueron encontrados en 2018 y ahora, después de más de un año de excavación y documentación, los arqueólogos abrieron la sexta sala de entierro, que estaba escondida detrás de un muro de piedra de 2.600 años de antigüedad.
Según informó el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcio, Mostafa Waziri, la cámara recién descubierta contenía cuatro sarcófagos de madera en mal estado de conservación.
Uno de los ataúdes pertenecía a una mujer llamada Didibastet, que fue enterrada con seis vasos canopos, en lugar de los cuatro habituales en el Antiguo Egipto, señaló el jefe de la excavación, Ramadán Badry Hussein. Los vasos canopos son los recipientes en los que se conservaban embalsamados los pulmones, el estómago, los intestinos y el hígado del difunto, para luego colocarlos bajo la protección de cuatro dioses, conocidos como los ‘Cuatro Hijos de Horus’.
El estudio del contenido de los dos frascos canopos adicionales mediante una tomografía computarizada y el análisis preliminar de las imágenes indicaron que estos vasos contienen tejido humano. Basándose en este resultado, existe la posibilidad de que Didibastet hubiera recibido una forma especial de momificación que preservaba seis órganos de su cuerpo.
Además, los especialistas realizaron el estudio de los textos escritos en los ataúdes y concluyeron que estos pertenecían a los sacerdotes y las sacerdotisas de una diosa serpiente poco común, conocida como Niut-Shaes, que se convirtió en una diosa prominente durante la dinastía XXVI.
Los investigadores hicieron también pruebas no invasivas de fluorescencia de rayos X en una máscara de plata dorada que fue descubierta en el 2018 en la cara de la momia de una sacerdotisa de Niut-Shaes, y determinaron que la pureza del material es del 99,07%. El jefe de la excavación destacó que en Egipto se han encontrado solo tres máscaras de este tipo, la anterior en 1939.
Máscara de plata dorada hallada en la antigua tumba cerca de la Necrópolis de Saqqara, Egipto, el 14 de julio de 2018.
Uno de los hallazgos más destacados fueron restos de recipientes con diferentes elementos usados en el proceso de momificación. Los primeros resultados de los análisis de estos materiales identificaron sustancias como betún, aceite y resina de cedro, resina de pistacho, cera de abejas, grasa animal y posiblemente aceite de oliva y de enebro, entre otros.
«La momificación era esencialmente una transacción comercial entre una persona y un embalsamador, en la que el momificador era un profesional, un sacerdote y un hombre de negocios. De varios papiros aprendemos que había una clase de sacerdotes y embalsamadores a los que se les pagaba para organizar el funeral de un difunto, incluida la momificación de su cuerpo y la compra de una tumba o un ataúd», concluyó Badry.
H/T – RT