Un grupo de científicos descubrieron un nuevo órgano humano, aunque el hallazgo desató controversia pues algunos consideran que no se trata de un “órgano”. Sin embargo, este nuevo elemento en la anatomía humana puede ser clave para la lucha contra el cáncer.
Se trata del intersticio. Los especialistas habían creído durante mucho tiempo que la red de tejidos que rodeaba nuestros órganos era una capa gruesa y compacta. Eso es lo que veían cuando miraban en el microscopio, es decir, fuera del cuerpo.
Sin embargo, en una endoscopia de rutina (una exploración del tracto gastrointestinal), una micro cámara reveló que en un cuerpo vivo, este tejido conectivo resultó ser “un espacio abierto lleno de líquido apoyado por una red hecha de gruesos paquetes de colágeno”, según explicó el patólogo y autor del estudio, Neil Theise, a ResearchGate.
Los científicos explican que esta red de canales está presente en todo el cuerpo y funciona como una especie de cojín suave y elástico que protege los órganos de los golpes externos a medida que el cuerpo se mueve.
Theise también dejó claro que el intersticio no era solo el “espacio entre las células”. Los investigadores piensan que debería reclasificarse como un órgano apropiado debido a sus propiedades y estructura únicas que, según Theise, son “altamente específicas y dependen de las estructuras únicas y los tipos de células que lo forman”.
Por su parte, Michael Nathanson, de la Escuela de Medicina de Yale, es escéptico con respecto a la designación de “órgano”. Para el investigador, “consideraría esto como un nuevo componente que es común entre una variedad de órganos, en lugar de un nuevo órgano en sí mismo”.
Independientemente de si sea catalogado o no como un “órgano”, lo más importante de este descubrimiento es que sus implicaciones en la investigación del cáncer pueden ser enormes. De hecho, el equipo de Theise sugiere que el intersticio podría ser una fuerza fundamental en la conducción de la metástasis del cáncer.
El equipo determinó que en pacientes con algunos tipos de cánceres malignos, las células podrían salir de los tejidos donde se originaron y filtrarse a estos canales, lo que eventualmente podría contaminar el sistema linfático. De ser así, con un análisis más detallado del fluido que viaja a través del intersticio, los investigadores esperan poder detectar el cáncer mucho antes de lo que pueden hacerlo hoy.
H/T – Gizmodo