Un hombre estuvo en coma durante 12 años sin que los médicos y su familia supiesen que en realidad estaba atrapado en su propio cuerpo.
Un dolor de garganta fue el primer síntoma de una enfermedad que lo hizo permanecer en coma por años y que al despertar revelaría algo desconcertante para los médicos.
Martin Pistorius, oriundo de Sudáfrica y apodado como el «niño fantasma», comenzó a tener problemas de salud cuando tenía 12 años. Lo que comenzó con un dolor en la garganta, terminó paralizando sus extremidades y su cerebro entró en estado de «coma virtual», es decir, no respondía a estímulos ni podía hablar.
Cuando tenía 14 años, Martin tenía la misma función cerebral que un niño de 3 meses, y los médicos consideraron que la mejor opción para él sería llevarle a un centro especializado donde pudieran atenderle mejor que en casa. Sus padres, desesperados, se levantaban diariamente a las 5 de la mañana lo llevaban a centro, para luego recogerlo ya de noche.
Tras doce años de horror, Martin salió del supuesto coma en el que se encontraba y comenzó poco a poco a tomar conciencia de su situación, sin poder comunicarlo. Su cuidadora, Vina van der Walt, fue la única que se dio cuenta de que el joven no estaba ausente y respondía con pequeños gestos coherentes a las preguntas que le hacía, pues en realidad sufría una parálisis y era eso lo que le impedía expresarse y moverse.
Gracias a esta asistente los padres de Martin Pistorius le llevaran en 2001 al Centro de Comunicación Aumentativa de la Universidad de Pretoria, lugar donde se produjo su «vuelta a la vida». Tras años de terapia intensiva y ejercicios con ordenadores, fue capaz de escribir mensajes y operar con una voz sintética, aprendiendo así a leer y escribir.
Ya recuperado, Martin reveló que llegó a escuchar a su madre diciendo que prefería que se muriera cuando su condición era crítica, pero al estar atrapado en su cuerpo sin poder decirle a nadie que seguía ahí la situación era cada vez más desesperante.
En 2003, Martin (que tiene su propia web) había encontrado trabajo en el centro donde se recuperaba. También fue allí donde conoció a Joanna, una trabajadora social de la que se enamoró y que hoy en día es su mujer.
Una historia de superación de una enfermedad que nunca fue diagnosticada con exactitud.
H/T – El Confidencial