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Un grupo de astrónomos de Japón ha divisado una tormenta espacial que azotó un cuásar hace 13 100 millones de años, cuando el Universo tenía menos del 10 % de su edad actual.

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Según reportan los investigadores en The Astrophysical Journal, se trata del único cuásar conocido de baja luminosidad, pero el viento galáctico que lo desgarra es extremadamente veloz y señala la presencia de un agujero negro supermasivo en su centro.

Los científicos detectaron el fenómeno por una protuberancia que alteró la forma redondeada del cuásar J1243 + 0100 (se supone que es un núcleo galáctico, pero del resto de la galaxia no se ve nada). El análisis de las emisiones de radio de distintos puntos en ese objeto espacial, identificado como un cuásar en 2019, apuntó a un intenso flujo de salida a 500 kilómetros por segundo, una tasa comparable con la masa del Sol multiplicada por 447 al año. Los astrónomos estiman que es un soplo suficiente para apagar el nacimiento de cualquier estrella en el área afectada.

Además de ser tan poderosa, esta tormenta es generada por el agujero negro más antiguo identificado hasta la fecha. La edad visible del cuásar en cuestión extiende el récord anterior en aproximadamente 100 millones de años y sugiere que muy temprano en el Universo los agujeros negros no solo engullían la materia que tenían a su alcance, sino que también expulsaban parte de ella en un proceso llamado retroalimentación.

La observaciones del J1243 + 0100 realizadas con el telescopio ALMA (desde Atacama, Chile) son consistentes con la norma general válida para un universo mucho más moderno, que establece una proporción entre la masa del agujero negro supermasivo del centro galáctico y la del núcleo galáctico que lo rodea. Un comunicado difundido al respecto la semana pasada detalla que estos dos valores suelen diferir en aproximadamente 10 órdenes de magnitud y la proporcionalidad demuestra que los agujeros negros y sus galaxias evolucionan juntos —o coevolucionan— en lugar de formarse por separado y unirse más tarde.

En este caso particular, el núcleo galáctico o cuásar con la protuberancia incluida pesa aproximadamente 30.000 millones de masas solares. A su vez, el agujero negro tiene cerca de 330 millones de masas solares. Además, las observaciones realizadas «respaldan las simulaciones por computadora de alta precisión que han predicho que las relaciones coevolutivas existían incluso hace 13.000 millones de años», según afirmó el primer autor del estudio, Takuma Izumi, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón.

H/T – RT