Todas las niñas que están próxima a convertirse en quinceañeras y sus padres están muy entusiasmados pensando en la fiesta de ensueño para celebrar este acontecimiento, pero después de saber el origen de estas celebraciones lo pensarán dos veces.
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Lo cierto es que cuando estamos en la pubertad, las fiestas de 15 años son lo mejor del mundo, y posiblemente para un papá, no haya nada mejor que hacerle a su adorada hija, su fiesta de XV años.
Y es que se trata de una linda y amorosa celebración donde la familia se une para “honrar” a la hija que deja la niñez para adentrarse en el camino de la madurez que la llevará a convertirse en una mujer. Sin embargo, muchos historiadores aseguran que el origen de esta tradicional celebración tiene un contexto oscuro y viciado.
Resulta que las culturas precolombinas como la Azteca y la Maya, realizaban rituales de pubertad, con la intención de indicar que la pequeña hija que está entrado a la vida adulta, que ya no sería tratada como una niña y que un hombre podría tomarla para reproducirse y formar una familia.
Una vez que las chicas cumplían esa edad, eran llevadas a una escuela llama Telpochcalli donde aprendían tradiciones, cultura e historia, de esta manera se preparaban para el matrimonio.
Sin embargo, la violenta llegada de los españoles trajo consigo una violenta imposición del pensamiento católico y se empezó a colonizar “La Nueva España” (México y otros estados de América Latina) por medio de la iglesia y sus creencias.
La invasión y colonización española era inevitable y así se fusionaron las tradiciones indígenas con las católicas, pero la fiesta de XV años nunca pudo unificarse del todo.
Se dice que la iglesia católica hizo hasta lo imposible por destruir esta tradición, pero el pueblo no lo permitió, siguieron practicando esta fiesta con sus hijas.
El verdadero propósito de esta tradición era mostrar a la nueva señorita en sociedad, hacerle saber a los demás que su hija no es más una niña, sino una linda señorita que está esperando casarse. Lo veas como lo veas, esta es una tradición machista, pues lo único que sugiere es que la función o el destino más básico de toda mujer al crecer, es casar y formar una familia.
La costumbre la empezaron las familias acomodadas y adineradas de la Nueva España, quienes invitaban a todas las otras familias que tuvieran hijos jóvenes, con la intención de casar a su hija con el que chico que mejor le convenga a los intereses de la familia.
Se realizaba una fiesta, una cena y un baile, ahí era cuando los chicos eran presentados (los chambelanes) como los posibles candidatos a ganarse el tulipán de esa tierna señorita.
Cabe destacar que si la chica no era “pura y casta” no podía tener esta fiesta, pues estrenarla era un privilegio solo para el joven afortunado que se case con ella.
De esta manera, las familias poderosas creaban lazos de parentesco con otras familias poderosas y así aseguraban lealtad en los negocios. Detrás de toda esta celebración, está el dinero y la avaricia. La inocente quinceañera era solo un pretexto con el cual los padres de familia conseguían mejor estatus social. Al final, lo que importa es la familia.
En la mayoría de los casos, la felicidad de la joven era el aspecto menos importante. Existen cientos de casos registrados de adolescentes que se escaparon o se fugaron con su verdadero amor adolescente, antes de que fueran obligadas a casarse con un hombre por orden de sus padres.
La gran mayoría de las señoritas que fueron ofrecidas durante la celebración de la fiesta de XV años se casaban con el hombre que su padre escogía, sin importar lo que ellas pensaran, obedecían a su padre a tal grado que sin sentirse atraídas a sus esposo tenían que soportar acostarse con ellos, prácticamente todas las noches eran violadas por su esposo, un hombre al que ellas no escogieron como marido.
En cuanto al padre, era la máxima autoridad en la familia y se hacía siempre lo que él quería. Si la hija desobedecía era castigada severamente por su padre, su esposo o la misma iglesia. Además, frente a los ojos de todo el pueblo en la plaza pública.
Muchas chicas se escaparon, otras fueron capturadas, algunas veces sus verdaderos amores eran severamente castigados.
Como puedes ver, el origen de esta tradicional celebración no es del todo positivo y agradable. Detrás de estas costumbres, existe un oscuro pasado que manchara para siempre esta fiesta de dolor y dudas.
H/T – Badabun