¿Quién no quisiera ser joven siempre? Todos, ¿cierto?, pero, aunque la fuente de la eterna juventud no existe, podemos retrasar el proceso de envejecimiento si evitamos algunos malos hábitos que llevamos.
1. El sedentarismo
Enemigo número uno, debido a que el ejercicio mantiene el cuerpo activo ya que mejora la circulación sanguínea y linfática. Así que si no usas el cuerpo, éste se atrofia e, inclusive, podrás empezar a tener problemas de salud.
2. El alcoholismo
Aunque está demostrado que tomar una copa de vino ayudar a retrasar el envejecimiento, el beber más allá sólo tendrá consecuencias negativas para la salud, ya que las personas que beben alcohol aparentan más edad porque estas bebidas agotan los nutrientes, deshidrata la piel, provoca manchas a raíz del bloqueo de un flujo adecuando de sangre y hace que se marquen las venas del rostro.
3. Fumar
Fumar está relacionado con todo tipo de problemas de piel, entre ellos el acné, las arrugas y la decoloración, porque produce la deshidratación de la piel.
4. La falta de sueño
Dormir mal o poco por las noches afecta la piel, provocando ojeras, flacidez, imperfecciones, granos y otros problemas dermatológicos.
5. Las grasas
Una dieta con exceso de grasas y aceites provocará un aspecto poco saludable, porque no aporta al cuerpo las suficientes vitaminas y minerales, la piel puede cambiar de color y presentar un aspecto fatigado.
6. Tomar demasiado sol
Una piel desprotegida y expuesta al sol envejece más rápido y puede adoptar un color marrón o un aspecto seco al mismo tiempo que aumentan las arrugas y la flacidez.
7. Las drogas
La cocaína provoca manos rugosas, secas y ásperas y cambios en la morfología de la cara.
8. El estrés
Este enemigo de todo hace que tengamos ojeras, manchas en la piel y acné; además, produce arrugas, líneas de expresión, caída del cabello y la aparición temprana de canas.
9. La negatividad
Vivir aferrado a viejos rencores, no perdonar y frustrarse por las cosas envejece no sólo el cuerpo sino también al alma.
10. No desayunar
Este mal hábito disminuye el nivel de azúcar en sangre, lo que produce un suministro insuficiente de nutrientes en el cerebro, por lo que el cuerpo comienza a comerse sus propias proteínas, entre ellas la de la piel, el colágeno.
H/T – insider