Ir a las salas de cine a disfrutar de una experiencia comunitaria no es solo cuestión de esnobismo o de nostalgia, es algo bueno para la salud
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En una época en la que muchos cineastas se quejan porque (supuestamente) las plataformas de streaming están quitando terreno a las salas de cine, la ciencia podría ser una aliada de su causa, ya que asistir a ver una película al cine es beneficioso para la salud más allá del mero entretenimiento.
La idea de compartir una experiencia comunitaria en una sala oscura, enfocando toda nuestra atención en una pantalla que nos cuenta historias de todo tipo y es capaz de hacernos viajar por el tiempo y el espacio, no ha perdido su atractivo y ha sido romantizada por quienes crecieron con ella, pero aquellos que han empezado a preferir la comodidad de su casa tal vez tengan razones para retomar las viejas costumbres.
De acuerdo con Daily Mail, un nuevo estudio llevado a cabo por la University College de Londres reveló que ver un filme en el cine aumenta la frecuencia cardiaca tanto como hacer ejercicio suave de cardio; el cuerpo reacciona debido a lo inmerso que siente el espectador en la sala de cine, y la atención puesta en la pantalla beneficia a la mente por igual, ayudándonos a tener una mejor concentración y memoria, mientras que en la casa uno es propenso a distraerse con el celular y otros dispositivos.
El estudio analizó a 51 personas que vieron Aladdin – 70%, el remake live-action del clásico de Disney, y los investigadores utilizaron sensores para medir la frecuencia cardiaca y las reacciones de la piel en los espectadores. Al comparar los resultados de esa prueba con 26 personas que estuvieron leyendo la misma cantidad de tiempo, descubrieron que los primeros estuvieron 45 minutos en una “zona cardiaca sana”, entre el 40 y 80 por ciento de la frecuencia máxima. Un ser humano de 30 años tiene entre 95 y 100 latidos por minuto, mientras que un corazón durmiente oscila entre 60 y 100 latidos por minuto.
Lo que lograron 45 minutos viendo una película es lo mismo que logra el ejercicio suave de cardio, así como una caminata rápida o practicar jardinería. No parece la gran cosa, pero al tratarse de un buen rato sentados no está nada mal, y ese no es el único beneficio físico. De acuerdo con los investigadores, los corazones de las personas parecen haber estado sincronizados durante la proyección. El profesor de neurociencia en la University College de Londres, Dr. Joseph Devlin, dijo al respecto (vía Daily Mail):
Las experiencias culturales como ir al cine brindan oportunidades para que nuestro cerebro dedique toda nuestra atención durante períodos prolongados de tiempo. En el cine específicamente, no hay nada más que hacer excepto sumergirse. Además de esto, nuestra capacidad para mantener el enfoque y la atención juega un papel fundamental en el desarrollo de nuestra capacidad de resilencia mental, porque la resolución de problemas generalmente requiere un esfuerzo concentrado para superar los obstáculos. En otras palabras, nuestra capacidad para resolver problemas sin distracciones nos hace más capaces de resolver problemas y nos hace más productivos. En un mundo donde es cada vez más difícil alejarse de nuestros dispositivos, este nivel de enfoque sostenido es bueno para nosotros.
A pesar de lo que algunos apocalípticos aseguran, el interés de las personas por ir a los cines no ha mermado realmente, solo que en la actualidad gracias a las plataformas de streaming y muchas otras formas de conseguir películas en Internet, la gente prefiere solo pagar el boleto de cine para una cinta que sea un espectáculo visual. Esa es la razón por la que Martin Scorsese ha dicho desde hace unos meses que las salas de cine se han convertido en parques de diversiones.
Así que ya saben, ir al cine no solo es escapismo, cuenta como cardio suave y ejercicio cerebral.
H/T – Tomatazos