Algunas familias heredan joyas, relojes o incluso recetas, pero en este caso tienen su propia reliquia: un pastel de frutas que se conserva desde 1878.
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Hace 141 años Fidelia Ford horneó un pastel que desde aquel entonces se ha convertido en una reliquia que es traspasada de generación en generación. De acuerdo con la leyenda familiar, cada año Ford preparaba un pastel y lo dejaba reposar durante un año más para servirlo en los próximos festivos, pero murió a los 65 años antes de que su último pastel, de 1878, llegara a llenar los estómagos de su familia.
En un principio el pastel se preservó para honrar a Ford: la familia consideró su obra un legado más que la comida. Hasta su muerte en 2013, el pastel lo cuidaba Morgan Ford, bisnieto de Fidelia, quien lo guardó en un antiguo plato de vidrio en una vitrina de su casa en la ciudad de Tecumseh (Míchigan, EE.UU.), donde se encuentra a día de hoy.
La tataranieta de Fidelia e hija de Morgan Ford, Julie Ruttinger, comentó a The Detroit News que su padre cuidó el pastel de frutas «hasta el día que dejó la tierra». «Sabíamos que significaba mucho para él», dijo.
Durante los 93 años que Morgan Ford guardó el pastel de frutas de la familia, presumió de la delicia en reuniones familiares y de la iglesia, dispuesto a compartir historias del peculiar legado con los más jóvenes. Incluso mostró el pastel en ‘The Tonight Show’ en diciembre de 2003, en donde le dio un mordisco con el anfitrión y aseguró que sabía a trigo trillado.
La familia no duda que su reliquia, prácticamente fosilizada durante las cinco generaciones por las que ha pasado, seguirá siendo traspasada a los descendientes y florecerá durante unas cuantas generaciones más: entre ocho nietos y nueve bisnietos ya hay varios interesados en heredar la obra culinaria del siglo XIX.
H/T – Actualidad