La modelo brasileña, Gisele Bündchen, ha revelado los oscuros momentos de su vida, donde, incluso, contó: «Llegué a pensar en saltar por el balcón»; además, también se sometió a una operación de aumento de pecho, de la cual se arrepintió.
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Estos días salió a la luz el libro de la supermodelo brasileña Gisele Bündchen, pero ya se habían dado a conocer algunas de las confesiones que, la también actriz, revela en el texto, donde prometió no ocultar nada acerca de los momentos más difíciles de su vida.
La modelo, de 38 años, en un adelanto del libro ‘Lessons: My Path to a Meaningful Life’ (‘Lecciones: mi camino hacia una vida con significado’), que ha ofrecido una entrevista a People, confiesa que contempló el «suicidio», cuando sufrió, además, ataques de ansiedad.
«Mi carrera iba fenomenal, tenía a mi familia cerca y me consideraba una persona optimista, así que estaba luchando conmigo misma», dice Bündchen, quien revela que la ansiedad ‘la trató’ «fumando mucho, bebiendo una botella de vino y tres frapucinos de moca cada día».
En medio de esa ansiedad «llegué a pensar en saltar por el balcón y terminar con todo para no tener más ese sentimiento de que mi mundo se derrumbaba». Pero, por fortuna, no concretó su deseo.
Otra etapa difícil, que confiesa Bündchen, quien fue hasta el año pasado la modelo mejor pagada del mundo —relevada por Kendall Jenner— fue cuando se convirtió en madre por primera vez, en el 2009.
Luego de casarse con el jugador de los Patriots, Tom Brady, la pareja dio la bienvenida a su hijo Benjamin. Pero Bündchen señala que al verse en el papel de madre «me perdí, fue como si una parte de mí muriera».
«Fui una persona muy independiente, todo era sobre mí; pero ahora tenía este pequeño ser y, de repente, sentí que no podía hacer otras cosas», dijo.
Además, sentía culpa por continuar trabajando. «Pensé que era una madre terrible por dejar a mi hijo por un día». Con el tiempo logró conciliar su papel de madre con el de modelo.
En el 2015, luego de dos años de haber dado a luz a su hija Vivian, Bündchen se sometió a una cirugía de aumento de senos.
Pero, lejos de quedar contenta con la operación estética, dice que se arrepintió «casi inmediatamente. Me sentía incómoda en mi propio cuerpo. Cuando me desperté me dije ‘¿Qué he hecho?’. Me sentía que vivía en un cuerpo que no reconocía».
Por ello durante el primer año «solo llevaba prendas anchas porque me sentía muy incómoda».
H/T – RT