El bosque es de hace 386 millones de años y está ubicado en una cantera de arenisca en el pueblo de Cairo, situado en el Estado de Nueva York.

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Un equipo de científicos ha encontrado los restos del bosque fósil más antiguo del mundo en una cantera de arenisca en el pueblo de Cairo, situado en el Estado de Nueva York (noreste de Estados Unidos). La red de árboles se habría extendido desde Nueva York hasta Pensilvania y está datado de hace 386 millones de años.

Esto hace que ese bosque de Cairo tenga alrededor de dos o tres millones de años más de lo que se pensaba que era la masa boscosa más antigua del mundo, ubicada en Gilboa, también en el Estado de Nueva York y a unos 40 kilómetros del nuevo hallazgo en Cairo.

Así se recoge en un estudio dirigido por científicos de la Universidad de Binghamton y el Museo del Estado de Nueva York (Estados Unidos), y de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), y publicado este jueves en la revista Current Biology.

Este hallazgo es una evidencia de que la transición hacia los bosques tal como los conocemos hoy comenzó antes en el periodo Devónico de lo que generalmente se cree. «El periodo Devónico representa una época en la que apareció el primer bosque en el planeta Tierra», dice William Stein, profesor emérito de ciencias biológicas en la Universidad de Binghamton.

Stein añade que, entonces, «los efectos fueron de magnitud de primer orden en términos de cambios en los ecosistemas, lo que sucede en la superficie de la Tierra y los océanos, en la atmósfera global, la concentración de CO2 en la atmósfera y el clima global». «Como resultado, se produjeron muchos cambios cruciales en ese momento por esos bosques originales. Básicamente, el mundo nunca ha sido el mismo desde entonces», apunta.

Tres tipos de árboles

Los investigadores cartografiaron más de 3.000 metros cuadrados de bosque en una cantera abandonada en las estribaciones de las montañas Catskill, en el valle del Hudson. Indican que el de Cairo es más antiguo que el de Gilboa porque los fósiles estaban más abajo en la secuencia de rocas esa zona montañosa.

El bosque albergaba al menos dos tipos de árboles: cladoxilopsidos, que son plantas primitivas parecidas a helechos arborescentes sin hojas verdes planas y que también crecían en grandes cantidades en Gilboa, y archaeopteris, que tenían un tronco leñoso con forma de conífera y ramas parecidas a hojas verdes aplastadas.

También se descubrió un único ejemplar de un tercer tipo de árbol, que permanece sin identificar pero que posiblemente podría haber sido un licópodo. Todos estos árboles se reproducen utilizando sólo esporas en lugar de semillas.

Los científicos también hallaron una red extensa de raíces con más de 11 metros de longitud en algunos lugares y pertenecientes a árboles archaeopteris. Son estas raíces leñosas de larga vida, con múltiples niveles de ramificación y pequeñas raíces alimentadoras perpendiculares de corta vida, las que transformaron las interacciones de las plantas y los suelos y, por tanto, fueron fundamentales para la evolución de los bosques y la atmósfera.

Creen que el bosque fue linealmente arrasado por una inundación por la presencia de muchos fósiles de peces que también eran visibles en la superficie de la cantera.

«Es sorprendente ver plantas que anteriormente se creía que tenían preferencias de hábitat mutuamente excluyentes crecieron juntas en el antiguo delta de Catskill», apunta Chris Berry, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y del Océano de la Universidad de Cardiff.

Berry recalca que el bosque pudo ser «bastante abierto con árboles de aspecto conífero de tamaño pequeño a moderado con helechos individuales y agrupados como plantas de helechos posiblemente de menor tamaño que crecen entre ellos», y añade que con este hallazgo se podría entender «la transición de la Tierra a un planeta boscoso».

H/T – Publico