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Un reciente estudio concluyó que la cueva Wonderwerk, localizada en Sudáfrica, es la más antigua que alguna vez fuera habitada por nuestros más lejanos ancestros. Las primeras evidencias del uso de fuego y fabricación de herramientas en esos espacios se remontan aproximadamente a 1,8 millones de años atrás.
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Científicos de Israel y Canadá se enfocaron en los problemas de datación de un conjunto de hallazgos previos a su investigación, y determinaron que la antigüedad de la capa más baja que guarda huellas de presencia humana había sido subestimada. Así lo detallan al presentar los resultados de su análisis en la edición de mayo próximo de la revista Quaternary Science Reviews.
Al analizar 178 muestras tomadas en Wonderwerk, el equipo aplicó datos de la estratigrafía magnética, la cual conjuga la magnetización de los sedimentos con los cambios en la orientación de los polos magnéticos de la Tierra, y estableció una escala de 14 edades, entre las cuales se distribuyeron todas esas muestras. La edad más temprana coincidió exactamente con el tiempo en que otra región de África, la llamada Garganta de Olduvai, en lo que hoy es Tanzania, desarrollaba su industria lítica o de modo 1, o sea la cultura Olduvayense del Paleolítico inferior arcaico.
Los artefactos para picar guijarros, los raspadores y las hachas de piedra son tres de las herramientas más antiguas producidas por los homínidos. Toscamente trabajadas, eran talladas a golpes en dos direcciones. Se las encuentra a todas en distintos sitios de África austral y oriental pero, frente a esa abundancia de hallazgos, «Wonderwerk es único (…) precisamente porque es una cueva y no un lugar al aire libre», según explicó en un comunicado el primer autor del estudio, el profesor Ron Shaar, del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Hebrea (Israel).
A su vez, el director de ese instituto, Ari Matmon, comentó el método utilizado para el sondaje de varios metros de sedimentos en la cueva: «Las partículas de cuarzo presentes en la arena tienen un reloj geológico incorporado, que comienza a hacer tictac cuando entran en una cueva». En condiciones de laboratorio, estas mediciones naturales de tiempo se transforman a la escala de tiempo habitual al estimar cuánto ha pasado desde que esos granos de arena entraron en la cueva.
H/T – RT