Según contó no puede resistirse. La adicción al talco le ha costado miles de dólares. Recién ahora buscó ayuda profesional.
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Un día, hace ya 15 años, Lisa Anderson, una mujer británica que hoy cuenta con 44 años, sintió una repentina y abrumadora necesidad mientras secaba a su bebé recién nacido luego de bañarlo. No sabía por qué ni tampoco pudo resistirse, simplemente se rindió a su extraño antojo: comer el talco de bebé en polvo.
«Tuve la repentina necesidad de comerlo y no pude luchar contra ello. Lo lamí de mi mano y realmente lo disfruté. Simplemente llegó a este punto. Fue un deseo que nunca supe que tenía», le contó la mujer al diario Daily Mail.
Desde ese momento, y hasta hace algunos días que decidió buscar ayuda, la mujer ha consumido un promedio de 200 gramos de talco por día. Por qué no se ha enfermado es una incógnita.
La mujer, que es madre de cinco chicos, admite devorarse el polvo del dorso de su mano cada 30 minutos, e incluso se levanta varias veces durante la noche para comerlo.
«Me parece un poco extraño, pero tiene un sabor jabonoso agradable. Recuerdo que realmente me atrajo su olor. Ahora no puedo prescindir de él. Subo y tomo algo cada media hora. Realmente no puedo pasar media hora sin eso», relató.
Anderson, que es de Paignton, en Devon, contó también que mantuvo su adicción en secreto durante una década antes de que su ex pareja la descubriera.
Ahora, según admitió, reunió el coraje para obtener ayuda profesional. La primera hipótesis de los médicos es que padece de un raro trastorno alimenticio llamado Pica, que se caracteriza por una compulsión por comer artículos no alimenticios, como pintura, polvo y suciedad.
El polvo de talco se considera venenoso cuando se inhala o se come, y hace algunos meses ha estado envuelto en una controversia por causar potencialmente cáncer en mujeres que han usado el producto en su piel durante años. Pero Anderson no puede resistirse a comerlo.
«El tiempo más largo que he pasado sin él fue de dos días. Ese fue el peor momento de mi vida. Lo odiaba», contó.
«Esto ha estado sucediendo durante años, ahora no puedo ver un punto en el que no sea parte de mi vida», agregó Anderson y siguió: «Al igual que alguien con una adicción, cada vez quería más y más».
Anderson mantuvo su condición en secreto durante 10 años hasta que su ex pareja irrumpió en el baño sospechando de sus visitas regulares.
Su hábito no está exento de riesgos para la salud: el polvo del talco esta hecho de un mineral de arcilla compuesto de silicio, magnesio y oxígeno.
Se cree que el mineral es venenoso para el cuerpo si se inhala o se consume. Los problemas respiratorios son el efecto secundario más común, así como la tos y la irritación ocular.
Pero también puede causar dolor en el pecho e incluso insuficiencia pulmonar, así como presión arterial baja, convulsiones, diarrea y vómitos.
«A pesar de hacer esto durante años y años, me senté a principios de este año y pensé que esto simplemente no puede ser normal. A mi pareja no le gusta que lo haga por los vínculos que tiene con el cáncer y el impacto que podría tener en mi salud. Me conecté a Internet e hice mi propia investigación, luego decidí ir a mi médico de cabecera», contó.
La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha dictaminado que el talco podría ser canceroso para los humanos según una serie de estudios.
Esto se debe a que, en su forma natural, el talco contiene asbesto, una sustancia mortal que se sabe que causa cáncer cuando se consume durante largos períodos de tiempo, incluso a un nivel bajo.
Se recomienda a las personas que han inhalado o ingerido talco que busquen ayuda de inmediato.
H/T – Clarin