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Un equipo de científicos de distintas universidades británicas y alemanas demostró en una investigación, que es posible implantar recuerdos falsos en las personas, así como hacerles creer que son ciertos y luego eliminarlos sin que en el proceso se vean alterados los recuerdos verdaderos.

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El estudio, publicado en línea en PNAS, pone en relieve las técnicas desarrolladas y utilizadas por los académicos para eliminar de la memoria de 52 voluntarios una serie de recuerdos autobiográficos falsos que les implantaron.

Durante el estudio, los investigadores se apoyaron en los padres de los participantes para implantarles 4 recuerdos, 2 eran falsos y 2 verdaderos sobre eventos ocurridos en su niñez. Se les pidió colaboración para hacerles creer a sus hijos que los eventos que nunca ocurrieron, pero que eran factibles, como extraviarse por unos momentos o verse envuelto en algún tipo de accidente, realmente habían sucedido.

En etapas subsecuentes, se pidió a los voluntarios recordar varias veces cada una de las 4o memorias implantadas previamente. Durante la tercera sesión de entrevistas, cerca del 40 % de ellos ya habían desarrollado recuerdos falsos sobre los eventos que nunca ocurrieron.

Para eliminarlos, los científicos utilizaron primero señalar a los participantes que los recuerdos no siempre pueden ser construidos partiendo de la experiencia individual, sino con ayuda de otras fuentes, como sonidos, imágenes y relatos. Hecha esta explicación, se les cuestionó sobre las fuentes de los cuatros acontecimientos.

Después, se les explicó que si se les pide que recuerden eventos en repetidas ocasiones, existe la posibilidad de que se creen memorias falsas de estos. A continuación les solicitaron que revisaran nuevamente sus recuerdos de los 4 sucesos teniendo esa explicación en cuenta.

Para Hartmut Blank, coautor del trabajo, “al concienciar a los participantes de la posibilidad de los falsos recuerdos, instándoles a reflexionar críticamente sobre sus recuerdos y reforzando su confianza en su propia perspectiva”, fue posible reducirlos significativamente, sin que se afectara su capacidad de recordar acontecimientos reales.

La investigación, señalan los expertos, podría cambiar las “reglas del juego en el ámbito policial y judicial”, donde los recuerdos falsos presentados como prueba en los tribunales han dado lugar a condenas erróneas e injustas.

Blank agregó sobre las posibles aplicaciones de su estudio, que “diseñamos nuestras técnicas para que puedan aplicarse principalmente en situaciones del mundo real […] ayudar a darse cuenta de lo que podría ser falso o mal recordado podría ser muy beneficioso en entornos forenses”.

H/T – Lacarpa