Varios operarios autorizados por el Vaticano abrieron dos tumbas en las que, según una investigación en curso, podrían haberse encontrado los restos mortales de Emanuela Orlandi, una menor misteriosamente desaparecida en 1983 cuando solo tenía 15 años.
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Al hallar los sepulcros vacíos, el desconcierto fue mayúsculo entre los presentes: hasta ese momento, se creía que las tumbas, ubicadas en el Cementerio Teutónico –una zona del Vaticano que corresponde al lugar en el que estuvo el llamado Circo de Nerón– contenían los cuerpos de dos princesas alemanas, Sophie von Hohenlohe y Charlotte Federica di Mecklenburg, enterradas respectivamente en 1836 y 1840.
Un comunicado oficial del Vaticano confirma que “debajo de los dos sepulcros con las inscripciones de los nombres de dos princesas que murieron en el siglo XIX no se encontró ningún resto de esqueleto humano”. En lugar de ello, hallaron “un amplio espacio subterráneo, completamente vacío, sin lápidas, inscripciones ni sepulturas, presumiblemente cerrado en los años sesenta del siglo pasado”.
Desde la Santa Sede admiten que esta inesperada situación “ha suscitado nuevas preguntas sobre el destino de los huesos de las dos nobles mujeres fallecidas hace dos siglos”.
“Próximas investigaciones”
A mediados de la década de 1960 se procedió a la construcción del nuevo palacio del Colegio Teutónico, junto a cuyo muro se encuentran las tumbas de las dos princesas. El Vaticano considera una hipótesis “plausible” que antes de excavar los cimientos para esa construcción se hubiesen vaciado los restos allí presentes “para trasladarlos a otro lugar”. Según apuntan desde la ciudad papal, “sobre esto es presumible que puedan ocuparse las próximas investigaciones”.
Un portavoz vaticano, Alessandro Gisotti, ya corroboró a Reuters que efectivamente se estaban revisando “dos proyectos estructurales relacionados con el área del cementerio”, uno de finales del siglo XIX y otro entre los años 1960 y 1970 (el de la construcción del mencionado Colegio Teutónico), en busca de alguna información que explique por qué los restos de las princesas no estaban allí.
Este reciente misterio no ha eclipsado, sin embargo, el propósito inicial de la investigación que ha producido casualmente estas nuevas incógnitas: encontrar los restos de Emanuela Orlandi.
Si los estaban buscando en esas tumbas concretas era porque una carta anónima recibida el verano pasado, que incluía una foto de la sepultura y la frase ‘Busque donde señala el ángel’ –en referencia a una escultura situada allí– motivó una línea de investigación que desembocó en esta exhumación.
La desaparición de Orlandi constituye uno de los casos más misteriosos de Italia. Desde que desapareciera sin dejar rastro el 22 de junio de 1983 a la salida de sus clases de música en el Vaticano, los trabajos de investigación han sido prácticamente incesantes.
También han sido frecuentes las conjeturas. Su desaparición llegó a atribuirse a un secuestro por parte de la mafia, como medida de presión para recuperar un préstamo que se le habría hecho a la Santa Sede. Otras fuentes afirmaban que la menor habría sido secuestrada para exigir la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que intentó asesinar al papa Juan Pablo II en 1981.
La familia de la desaparecida, y en especial su hermano Pietro, habitualmente crítico con la escasa colaboración del Vaticano en el caso, continúan buscando incansablemente a Emanuela y reclamando justicia. “Mi deber es buscar la verdad”, declaró.
H/T – Agenciaandina