La verdad es que explicarles a los hijos quiénes son los Reyes Magos en realidad es algo aterrador para los padres; el que ellos descubran el gran secreto de la Navidad puede volverse una verdadera odisea para los adultos.
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Sí, los padres temen la gran pregunta: “Mamá, Papá. ¿Los Reyes Magos son los padres?” ¡Qué momento tan incómodo! Pues nunca se sabe qué responder, además, del choque en darte cuenta que tus hijos ya no son chiquitos, que están creciendo muy rápido.
Pero ya esto no será un problema para los padres, porque gracias a Internet tenemos la respuesta ideal. Para que la respuesta a la gran pregunta navideña no pille a nadie desprevenido, hace ya unos años que circula una carta por redes sociales y Whatsapp, una que escribió uno de esos padres desesperados y que ha venido sirviendo, a lo largo del tiempo, casi como un manual de instrucciones para sobrevivir a «la verdad a medias» de los Reyes Magos.
Cambie Alejandro por el nombre de su hijo y disfrute de esta bonita manera de explicarle por qué de repente escucha a su alrededor que la magia de la Navidad no es tan mágica como la pintaban:
Los tres deseos de los Reyes Magos
-Mamá, mamá… Ana dice que los Reyes Magos son los padres, ¿es verdad?
La madre de Alejandro sonríe, le da un beso y le dice:
– Mira Alejandro. Tengo que enseñarte algo que guardo en este cajón desde hace 10 años.
Su madre saca del cajón un sobre blanco. Lo abre y le dice a Alejandro:
– Esta carta la recibimos en casa el día en que naciste. Es una carta escrita por los Reyes Magos y que nos piden que les hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
– ¡Sí mamá, por favor! ¿Qué quieren los Reyes Magos de vosotros?
– Pues escucha y lo sabrás. Así dice la carta:
Apreciados mamá y papá de Alejandro:
Somos los Reyes Magos. Sabemos que acaba de nacer Alejandro. Es un niño precioso que os va a hacer muy felices a las dos. Ya sabéis que cada 6 de enero nosotros vamos en silencio a casa de todos los niños y les dejamos unos regalitos para celebrar la Navidad y lo bien que se han portado ese año y para decirles lo orgullosos que estamos de ellos.
Pero a partir de ahora no podremos hacerlo porque estamos muy viejecitos y cada vez hay más y más niños en este mundo. No podemos ir a casa de todos. Ya estamos muy mayores y necesitamos pediros tres favores muy importantes:
1er favor: Que nos ayudéis a poner los regalos a los niños. Cada padre y madre harán nuestro trabajo cada Navidad: leerán las cartas de sus hijos e hijas y, con la misma ilusión que la nuestra, les pondrán los regalos como si fuéramos nosotros. Así todos los niños del mundo tendrán sus regalos y nosotros podremos descansar y ver, desde lo lejos, sus caritas de alegría.
2º favor: Como esto es un gran secreto, no se lo podréis decir a Alejandro hasta que cumpla los 10 años u os lo pregunte. Cuando tenga esta edad, ya será mayor y sabrá guardar este secreto. Los niños pequeños no deben saber que nosotros ya no podemos poner los regalos y que son los padres y madres los que nos ayudan porque sino, ¿qué pensarán de nosotros? ¿Dónde estará la magia? El secreto se ha de decir solo a los niños responsables, a los que ya pueden entender que nosotros les queremos mucho y que por eso pedimos ayuda a los mayores, las personas que más les quieren a ellos.
3er favor: Algunos padres que nos ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar regalos a sus hijos. Y también hay niños
que no tienen la suerte de tener dos papás o dos mamás. Por eso, necesitamos que vuestros hijos se conviertan «un poquito» en Reyes Magos y compartan algunos regalos con los niños que no tienen tanta suerte como ellos.
Nada más. ¿No es demasiado, verdad? Cuando Alejandro te pregunte por primera vez quiénes son los Reyes Magos léele esta carta. Entenderá por qué nosotros hemos confiado en vosotros para hacer nuestro trabajo: porque sois las personas que más le queréis en el mundo y que mejor pueden ver su enorme y bondadoso corazón de perla.
Melchor, Gaspar y Baltasar
H/T – El Mundo