El relato de unos granjeros de Kentucky que, según cuentan, fueron asediados por unas extrañas criaturas en 1955, fue el origen de E.T., el extraterrestre, de Steven Spielberg.
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La familia Sutton presente en la granja, relató que durante la noche del 21 de agosto fueron aterrorizados por entre 12 y 15 extrañas criaturas, las cuales medían más o menos 90 centímetros, además, tenían orejas puntiagudas, grandes ojos ovalados, brazos y manos largas que terminaban en garras y piernas muy delgadas.
Spielberg descubrió esta leyenda durante el rodaje de Encuentros en la tercera fase (1977), de la mano del astrofísico y experto en ufología, el estadounidense J. Allen Hynek. Y recurrió a él cuando Columbia Pictures le pidió a finales de los 70 una segunda entrega de la exitosa película de ciencia ficción.
El cineasta no tenía verdadero interés en seguir con la saga, pero tampoco quería que hicieran una segunda parte sin él, como ocurrió con la también taquillera Tiburón.
Así que comenzó a trabajar en Watch the Skies, que casualmente era también el título que quería ponerle inicialmente a Encuentros en la tercera fase. En el argumento original, tal y como contó el propio director, cinco aliens (en lugar de los once del suceso original de Hopkinsville que tuvo lugar en 1955) desembarcaron en una granja y comenzaron a matar a los animales de la familia. Pero uno de ellos no era malvado y se hacía amigo del hijo autista de los granjeros.
El estudio contrató a Rick Baker, especialista en efectos especiales, para que diseñase a los extraterrestres, los grandes protagonistas de la producción, y a John Sayles para que escribiese el guión.
El plan original del estudio era comenzar a rodar este filme cuando Spielberg regresase de su trabajo en Indiana Jones: En busca del arca perdida.
Sin embargo, Spielberg cambió de opinión y decidió que no quería hablar de extraterrestres malvados que venían a la Tierra a aterrorizar a los humanos.
Así fue que apareció en escena la guionista Melissa Mathison y coincidió con él en que la mejor parte del guión era la relación entre el niño y ese extraterrestre bueno, dulce y emocional. A partir de esa idea, Mathison comenzó a desarrollar el guión de E.T. y yo, que más tarde se convirtió en E.T., el extraterrestre.
E.T., el extraterrestre se estrenó en 1982 y contó con un presupuesto de 10,5 millones de dólares. Se convirtió en un éxito de taquilla, incluso superó a Star Wars (1977).
H/T – Cactus24