Los cálculos del investigador estadounidense James Scargill en física señalan que no hace falta una tercera dimensión para que pueda existir un campo gravitacional, y por lo tanto, gravedad y una cosmología.
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Toda la vida que conocemos transcurre en un universo tridimensional, algo que impide que imaginemos un mundo con solo dos dimensiones. Sin embargo, matemáticamente, un universo 2D también podría albergar algún tipo de vida.
Una serie de cálculos que así lo demuestra fue realizada por el físico James Scargill, de la Universidad de California en Davis (EE.UU.). Básicamente, el científico puso a prueba el ‘principio antrópico’, la idea filosófica que descarta que un universo pueda existir si no contiene vida en su interior que pueda observarlo desde dentro.
Su artículo está todavía almacenado en el archivo de prepublicaciones de la Universidad de Cornell (Nueva York), pero ya ha sido honrado con un artículo de respuesta y análisis en Technology Review, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que encontró «fascinantes» los resultados del estudio. «Sugiere que las redes en 2D pueden ser compatibles con un comportamiento sorprendentemente complejo», resumió la revista digital del MIT.
En particular, el investigador citó dos argumentos principales contra la posibilidad de una vida en 2+1 dimensiones, donde ‘+1’ es la dimensión del tiempo. Uno es la falta de una fuerza gravitatoria en 2D y el límite newtoniano de la relatividad general. El otro es la afirmación de que la reducción a una topología plana significa que las posibilidades son «demasiado simples» para que la vida exista.
Gravitación y complejidad
Los cálculos que elaboró Scargill son muy sofisticados, pero demuestran teóricamente que un campo gravitacional bien podría existir en dos dimensiones. Eso permitiría la existencia de gravedad y, por lo tanto, también de una cosmología en ese universo 2D.
Además, cierto grado de complejidad es imprescindible para que surja la vida, algo que el físico acepta. El símbolo máximo de este criterio son las redes neuronales y, puesto que nuestros cerebros tan complejos existen en 3D, apenas podríamos imaginar que una red neuronal pueda funcionar en solo dos dimensiones.
Sin embargo, Scargill demuestra que algunos tipos de circuitos planos bidimensionales tienen mucho en común con las redes neuronales biológicas que encontramos en la vida. Son como el denominado mundo pequeño, un modelo matemático en el que una red compleja se reduce a un número de pasos mínimo.
Por lo tanto, de acuerdo con la física, tal y como la explica Scargill, los universos 2D podrían sustentar vida. Eso no significa que obligatoriamente existan, pero el trabajo demuestra que los dos principales argumentos contra su existencia son nulos y necesitan una reconsideración.
Además, el investigador reconoce que puede haber otros obstáculos para el desarrollo de la vida en dos dimensiones, y no descarta que alguien se los presente en el futuro.
H/T – RT