No es ninguna novedad que el tabaquismo es perjudicial para la salud. No obstante, según investigaciones recientes, la soledad es tan nociva como fumar 15 cigarrillos por día o como la obesidad.
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«La vivencia de soledad subjetiva tiene un peso comparable a fumar 15 cigarrillos al día o ser obeso. Sin duda, no es un resultado validado en estudios independientes, pero creemos que ilustra bien el potencial impacto de la soledad», afirmó Álvaro Pascual-Leone, neurólogo y catedrático de la Universidad de Harvard, en una entrevista al medio español La Vanguardia.
El especialista, coautor de «El cerebro que cura» (Plataforma Editorial), agregó que «esa analogía está basada en la proyección de riesgo de enfermedad de distintos estudios epidemiológicos que lo muestran como un factor riesgoso para patologías y discapacidad».
En relación con la soledad, una encuesta de la compañía global de servicios de salud Cigna realizada junto a Ipsos, en Estados Unidos, reveló que la mayoría de los adultos del país del norte de América se consideran solos.
La escala de soledad
La encuesta de Cigna se basó en la escala de soledad de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), hecha sobre 20,000 casos de personas mayores de 18 años. El resultado arrojó que el 47 por ciento de los estadounidenses a veces o siempre se siente solo; el 27 por ciento, pocas veces o nunca siente que hay personas que realmente lo comprenden; el 43 por ciento, a veces o siempre siente que sus relaciones no son profundas y que está aislado de otras personas; y el 20 por ciento afirmó que pocas veces o nunca se siente cercano a otras personas.
Asimismo, el trabajo concluyó que solo el 53 por ciento tiene interacciones sociales significativas cara a cara con un amigo o su familia todos los días; la generación Z, jóvenes entre los 18 y 22 años, afirmaron que son los que más solos se sienten y aseguran tener un estado de salud peor que las generaciones mayores.
El uso de las redes sociales por sí mismo no es un indicador de la soledad; los encuestados definidos como usuarios muy frecuentes de redes sociales tienen un puntaje de soledad de 43,5, mientras que los que no las utilizan obtuvieron 41,7. Según Pascual-Leone, nuestras relaciones más cercanas tienen una poderosa influencia para nuestra salud y felicidad.
Lo malo es sentirse solo
«Desde hace mucho tiempo sabemos que tener suficiente gente alrededor es importante y que sentirse solo es malo. Pero lo que es más notable de los datos que se han acumulado en la literatura científica y en varios estudios, incluido el nuestro, es que lo importante no es si estás solo o no, sino si te sientes solo», agrega en su entrevista a La Vanguardia. Y añade: «Puedes tener una amplia familia o estar en medio de una multitud y sentirte solo. Y esto no solo tiene un impacto negativo sobre el funcionamiento del cerebro y la capacidad cognitiva de las personas, sino que además es parte de lo que media en el efecto de otras cosas».
Entre esas cosas que se pueden ver afectadas negativamente por la soledad están, según el especialista, el sueño y la nutrición. «La nutrición, el sueño, el ejercicio físico, todo es importante, y hablamos de ello en el libro, pero los pilares que promueven buena salud cerebral, y gracias a eso promueven buena salud general, se basan más en no sentirse solo y en tener una razón de ser. Ambos acaban siendo mediadores de los otros hábitos», sostiene. «Aquel que tiene un plan vital definido -añade-, algo que lo hace vivir y que lo trasciende, que se proyecta en el más allá, en los otros, en el bien común, se puede permitir, entre comillas, dormir menos o hacer menos ejercicio porque el impacto negativo de esos malos hábitos es menor».
El especialista también destaca que lo que sabemos desde los romanos, que un cuerpo sano promueve una mente sana, es cierto. Pero, además, que lo contrario también es verdad: el cerebro sano promueve la salud, un funcionamiento mejor de los órganos.
«La idea crítica es que nuestro cerebro no dedica más de la mitad del tiempo a permitirnos relacionarnos con los otros y con el mundo que nos rodea, sino a monitorizar lo que está pasando en nuestro cuerpo y a actuar sobre ello. Y esa actuación puede ser positiva, pero también negativa, puede causar enfermedad», afirma. «Cualquier cosa que experimentamos, pensamos, sentimos, cualquier cosa, cambia el cerebro.
Por tanto, los pensamientos también lo hacen. Y es importante darse cuenta, más que nada para intentar controlar lo que se piensa, y es que el cambio que se puede producir puede ser negativo para uno mismo. Por otro lado, es bueno saber que el pensar, el concebir las cosas de una cierta manera, puede propiciar un desenlace deseable. En el más simplista de los ejemplos, si tú piensas que lo vas a hacer bien, activas los circuitos que hacen más probable que lo consigas», dice Álvaro Pascual-Leone, quien también agregó que, aun cuidándose, la soledad es igual de perniciosa para la salud. «Si te sientes solo, el beneficio de dormir las horas suficientes es mucho menor», ejemplificó. «Por eso decimos que al final la vivencia de soledad te mata, es una enfermedad mortal», concluyó el profesional.
H/T – Pordentro