Las diferentes formas de las cabezas de esta especie de hormigas, que deberían tener una sola silueta si hubiesen evolucionado en una dirección, han demostrado a los científicos que la evolución puede ‘modificarse’.
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Las hormigas soldado tortuga (‘Cephalotes atratus’), una especie de hormigas de temible apariencia y que habitan en los árboles, han demostrado la capacidad de la evolución de dar marcha atrás, o modificarse, sugiere un estudio llevado a cabo por científicos de las universidades estadounidenses George Washington y Rockefeller y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Los soldados de las hormigas tortuga lucen cabezas brillantes y de gran tamaño. Su aterrador aspecto tiene un sentido práctico, ya que se usan para «bloquear las entradas de sus nidos, actuando como puertas vivas», explica un comunicado emitido en la página web de la Universidad Rockefeller.
El ancestro común más antiguo que los investigadores pudieron rastrear probablemente tenía una cabeza cuadrada. A día de hoy no todas las cabezas de las hormigas tortuga tienen la misma forma: las de algunos soldados tienen un aspecto similar a las tapas de alcantarillas y sellan perfectamente las entradas de los túneles; otras tienen cabezas cuadradas, que recuerdan los escudos superpuestos de una falange.
Esta variedad en las formas de la cabeza no es solo una de las peculiaridades de la naturaleza: también puede arrojar luz sobre cómo evolucionan las especies para llenar nichos ecológicos.
«Normalmente uno pensaría que una vez que una especie se especializa, quedaría atrapada en un nicho muy estrecho (…) pero las hormigas tortuga son un caso interesante de trayectoria evolutiva muy dinámica, con muchas idas y venidas», explicó el jefe del Laboratorio de Evolución y Comportamiento Social de la Universidad Rockefeller, Daniel Kronauer.
La forma y el tamaño de la cabeza de un soldado de hormiga tortuga, especie que habita en los árboles, están dictados por el tipo de túnel que ocupa cada insecto. Las hormigas no cavan los túneles, sino que se mudan a los excavados por escarabajos de madera. Y dado que un túnel podría ser demasiado grande o demasiado pequeño, las hormigas se diversifican rápidamente para poder ocuparlo, señaló dice Kronauer.
Si la evolución fuera un camino unidireccional, las primeras hormigas tortuga que aparecieron hace unos 45 millones de años debieron de haber carecido por completo de soldados, y luego evolucionaron gradualmente hacia la especialización, comenzando con soldados de cabeza cuadrada, hasta la aparición de cabezas «más ajustadas» en forma de disco.
El nuevo análisis sugiere que este no fue el caso. En cambio, el ancestro común más antiguo que los investigadores pudieron rastrear probablemente tenía una cabeza cuadrada. De ese antepasado común surgió una variedad de especies: desde algunas que no tenían soldados en absoluto, hasta otras con diferentes niveles de especialización. En algunos casos, especies más especializadas invirtieron la dirección evolutiva con el tiempo, evolucionando de nuevo a formas de cabeza más ‘generalistas’, sugiere el estudio.
El hallazgo muestra muy bien lo sorprendentemente flexible que puede ser la naturaleza al adaptar la forma de un organismo al contexto del entorno que ocupa, concluye el autor principal de la investigación, Scott Powell, un biólogo de la Universidad George Washington.
H/T – RT