¿Te despiertas y lo que quieres es seguir durmiendo? Pues esto es totalmente normal y necesario, pero en las mujeres, sí, según un estudio reciente, ellas necesitan dormir más que los hombres. Exactamente 20 minutos es el tiempo extra que ellas requieren en comparación con el descanso masculino.
También te puede interesar: Lo beneficioso de dormir desnudo con tu pareja
Así es, las mujeres necesitan dormir más que los hombres y es algo que va más allá del feminismo, así lo establece un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación del Sueño de la Universidad Loughborough, en Inglaterra.
¿Por qué? Pues, el cerebro de la mujer es mucho más complejo que el del hombre, de hecho, de ahí es que radica el famoso ‘sexto sentido’ que tienen ellas. De acuerdo al profesor Jim Horne, líder del estudio, el cerebro de la mujer se conecta de forma diferente que el del hombre y por eso tiene una capacidad de concentración mayor que le permite estar pendiente de varias cosas al mismo tiempo.
“El insomnio en las mujeres está fuertemente asociado con los altos niveles de angustia, depresión y rabia mientras que, el sueño de los hombres no se ve afectado por este tipo de sentimientos”, señaló el especialista al medio británico ‘Metro UK’.
Asimismo, explica que la mujer usa una mayor parte del cerebro durante el día para hacer múltiples tareas: “Lo usa más horas de lo que necesita para recuperarse y, por este motivo, necesita más horas de sueño”.
Sin embargo, existe una única excepción y son los hombres que su desempeño laboral les exige una toma de decisiones importantes durante el día, lo que hace que su cerebro se exija más y deba dormir más horas para descansar que el hombre promedio (7 horas), a pesar de que ni aún con este tipo de empleo supera las horas (8 o 9) que debe dormir una mujer.
De esta forma y de acuerdo con el profesor, las mujeres necesitan al menos 20 minutos más de sueño que los hombres para poder funcionar mejor en sus actividades al día siguiente y, asimismo, proteger su s general, ya que puede acarrear otras consecuencias como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales u oncológicas, Alzheimer, entre otros.
H/T – El espectador