¿Eres de los que no cambia tan seguido sus sábanas? Después de leer este artículo seguro correrás a hacerlo.

Como sabemos, al dormir las sábanas entran en contacto con nuestro cuerpo, filtrando los fluidos corporales en cada capa del tejido. Es usual encontrar en la ropa de la cama saliva, orina, fluidos genitales e incluso materia fecal. Asqueroso ¿no?

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Tal y como detalla Mary Marlowe Leverette, experta en el tema, en ‘About’: «La ausencia de limpieza permite que estas sustancias se filtren en almohadas y colchones, y estos son mucho más difíciles de limpiar».

En las sábanas también se filtran «células de tu piel, ácaros del polvo e insectos microscópicos», asegura Leverette, quien puntualiza que millones de estos bichos «viven en tu cama, comen tu piel muerta y pueden causar problemas respiratorios como asma y alergias». Además, corres el riesgo de infectar las pequeñas heridas o arañazos que tengas en el cuerpo.

El microbiólogo y patólogo de la Universidad de Medicina de Nueva York, Philip Tierno, autor de ‘The Secret Life of Germs. Observations and Lessons from a Microbe Hunter’, explica que «la piel humana es alimento para los ácaros del polvo”.

«Una persona puede transpirar un litro de sudor en una noche, incluso más si duerme bajo un montón de sábanas”, señaló el especialista en un reportaje publicado en ‘The Wall Street Journal’.

Lavar las sábanas con agua caliente

 

Para estar tranquilos, lo recomendable es cambiar las sábanas todas las semanas y lavar estas al menos a 60 grados de temperatura, con eso estarás seguro de que acabas con las bacterias. También es recomendable secarlas a la intemperie, pues la luz del sol es la mar de efectiva eliminando microorganismos.

Si vives en una ciudad con clima muy caliente, advierte la experta, lo mejor es que hagas lavados más frecuentes, porque aumenta tu transpiración nocturna.

H/T – El Confidencial