Una gran noticia en el ámbito de salud festejan los científicos, y es que logran combatir el cáncer a través del esperma; los espermatozoides actuarían como vehículo de los fármacos de quimioterapia dirigidos contra tumores malignos en el cuello del útero.
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Los fármacos citostáticos, es decir, la quimioterapia, pueden detener la propagación de las células cancerosas o las destruyen. Sin embargo, aunque la quimioterapia estándar es tóxica para las células tumorales, también lo es para las células sanas.
Se ven afectadas por ella las células que se dividen rápidamente, como las de la médula ósea, las raíces capilares y las células de la mucosa en el tracto gastrointestinal, provocando dañinos efectos secundarios para los pacientes: náuseas, vómitos, sudor, temblores, fiebre, caída del cabello, pérdida del apetito, diarrea, dolor de estómago, alteraciones en la sangre, fatiga, alto riesgo de infecciones y deterioro de diferentes órganos.
No obstante, si la quimioterapia estuviera destinada específicamente dirigida a las células tumorales, se terminaría con los efectos colaterales de esta agresiva terapia anticáncer.
Pero ahora, una innovadora terapia puede dirigir los fármacos de la quimioterapia directamente a las células tumorales del tracto reproductivo femenino a través de un curioso sistema de transporte: el esperma.
El laboratorio del Dr. Haifeng Xu, del Instituto Leibniz de Investigación del Estado Sólido y Materiales, en Alemania, ha desarrollado espermatozoides con doxorubicina, un fármaco de quimioterapia, y lo ha diseminado en un medio de laboratorio ante células tumorales de cáncer de cérvix. Como resultado, el esperma mató al 87% de las células tumorales en menos de tres días.
Un avance que, aunque aún no ha sido probado en humanos, podría suponer una revolución en el tratamiento del cáncer, aumentando la esperanza de vida de los pacientes en tratamiento, y permitiendo dirigir mucho más el tratamiento anticáncer con más efectividad y precisión.
La clave de la revolucionaria terapia reside en la capacidad de los espermatozoides de detectar las células tumorales. Para lograrlo el equipo alemán equipó a los espermatozoides con pequeños arneses magnéticos de cuatro brazos que les permitieron ser guiados por imanes. Tal y como se describe en el estudio, se trata de un micromotor impulsado por el esperma.
Cuando los espermatozoides golpean un tumor sólido, los brazos se abren, liberando los espermatozoides y permitiéndoles nadar hacia el tumor. Una vez allí, se administra el fármaco a través de la fusión de la membrana celular del tumor con el espermatozoide.
En general, las células de esperma son excelentes candidatas para operar en entornos fisiológicos, debido a que no expresan proteínas patógenas ni proliferan para formar colonias indeseables, a diferencia de otras células o microorganismos.
Según los resultados, las células de esperma exhibieron una alta capacidad de encapsulación de fármaco y estabilidad portadora de fármaco, minimizando convenientemente los efectos secundarios tóxicos y la acumulación indeseada de fármaco en tejidos sanos.
«Además del cáncer, los espermatozoides pueden ser útiles para tratar otras afecciones que afectan el tracto reproductivo femenino, como la endometriosis o los embarazos ectópicos», detalla el director del estudio, el Dr. Xu.
H/T – Muy Interesante