Samsung dio a conocer que las baterías fueron culpables de las explosiones de los Galaxy Note 7, pero la famosa compañía anunció también un plan para evitar que vuelva a suceder algo así.
Las nuevas medidas de seguridad forman parte de un programa de ocho pasos para probar al detalle las baterías de todos sus productos, desde smartphones a ordenadores portátiles.
Después de la catástrofe del Galaxy Note 7, Samsung busca recuperar la confianza de sus clientes y para ello ha contratado a un grupo de expertos (incluyendo académicos de las universidades de Cambridge y Stanford) para formar una junta dedicada a la asesoría en materia de baterías y seguridad.
Su primera medida ha sido la elaboración de un plan de supervisión de seguridad de sus baterías que consta de ocho pasos estrictos:
Prueba de durabilidad: sometiendo a las baterías a sobrecarga y altas temperaturas.
Inspección visual: analizando al detalle todos los aspectos del diseño de la batería, siguiendo una guía de criterios estandarizados.
Rayos X: para buscar anormalidades en el interior de las baterías.
Prueba de carga y descarga: sometiendo a las baterías a largas pruebas de carga constante.
Prueba TVOC: análisis dedicado a comprobar que no existe la mínima posibilidad de que se filtre el compuesto orgánico volátil de las baterías.
Prueba de despiece: se desarma la batería para evaluar la calidad de sus piezas, la soldadura de sus partes y la cinta de aislamiento.
Prueba de uso acelerado: sometemos a las baterías a situaciones de consumo acelerado.
Prueba △OCV: análisis para comprobar que no exista ningún cambio en el voltaje de la batería durante el proceso de manufactura.
Aunque algunas de estas medidas ya son utilizadas en sus pruebas de seguridad actuales, su nuevo programa mejora cada uno de los pasos para así lograr un margen de error mínimo.
Se espera que la compañía aplique su nuevo programa de seguridad para las baterías a partir del Galaxy S8, su próximo smartphone estrella.
H/T – Gizmodo