Una cámara oculta delató a una mujer que le inyectaba sangre a su hijo para llamar la atención de los médicos; el menor había sido internado siete veces en apenas dos meses a causa de sangrados inexplicables, por lo cual las autoridades comenzaron a sospechar de la progenitora.
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La madre de un niño discapacitado de cinco años se declaró culpable este miércoles de haber inyectado su propia sangre en el tubo endotraqueal y el catéter venoso de su hijo mientras este se encontraba internado. Según reconoció, lo hizo para simular un sangrado y de este modo atraer la atención de los médicos.
El hecho ocurrió el 25 de abril del año pasado en el hospital Inova de Fairfax (Virginia, EE.UU.). Ese día, una cámara de seguridad registró como la mujer, identificada como Elizabeth Malone, utilizó una jeringa para llevar a cabo su plan.
Unos días antes, las autoridades del centro de salud decidieron colocar allí una cámara oculta luego de que una enfermera se percatara de la presencia de una jeringa escondida en la manga de la mujer y encontrara, además, una servilleta con rastros de sangre en el baño de la habitación.
Asimismo, los servicios de protección social ya habían comenzado a sospechar de que alguien podría haber estado maltratando intencionalmente al menor, que en el transcurso de apenas dos meses ya había sido hospitalizado en siete ocasiones a raíz de sangrados inexplicables. Se detalla que el niño padece de impedimentos del habla, por lo cual hubiera sido imposible entrevistarlo al respecto.
La inyección de la sangre de la madre inmediatamente provocó que brotara plasma sanguíneo de la nariz y de la boca del pequeño, de modo que el personal médico fue alarmado y se apresuró a atenderlo. Su estado empeoró gravemente en los días siguientes a causa de severas infecciones acompañadas de fiebre alta, lo cual hizo a los doctores temer por su vida.
Inicialmente, Malone negó las acusaciones, pero se quebró y reconoció su acción cuando la Policía le notificó la existencia de la grabación, aunque aseveró que su intención jamás fue la de hacerle daño al menor.
Reiteradamente, la mujer había expresado su desacuerdo con el tratamiento dado a su hijo. Sin embargo, en una ocasión en que este sufrió un sangrado, le gustó la manera en que los médicos lo atendieron, por lo cual quiso recrear esos síntomas inyectándole su propia sangre, según argumentó su defensa.
Este tipo de casos, en los que un adulto —habitualmente, uno de los progenitores— provoca lesiones a un niño bajo su cuidado para que parezca que está enfermo, es tipificado por la psiquiatría como síndrome de Munchausen, aunque de momento no se aclara si Malone padece este trastorno mental.
El veredicto de la mujer se dará a conocer en el próximo mes de julio. Mientras tanto, desde que su madre fue privada de su libertad, el menor comenzó a mejorar notablemente y ahora asiste a clases en la escuela.
H/T – RT