La mujer vivió una larga y saludable vida sin darse cuenta de que padecía una rara condición congénita y potencialmente mortal, en la que sus órganos estaban invertidos.
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La estadounidense Rose Marie Bentley falleció en octubre de 2017 por causas naturales a la edad de 99 años. La mujer donó su cuerpo a la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon (OHSU, por sus siglas en inglés) en Portland (Oregón) y fue entonces cuando un grupo de estudiantes descubrió en una clase de anatomía que Bentley vivió toda su vida con algunos de sus órganos, excepto el corazón, colocados en el lado equivocado de su cuerpo debido a una rara condición congénita.
La condición, conocida como ‘situs inversus’ con levocardia, consiste en una anomalía donde el hígado, estómago y otros órganos abdominales son transpuestos de derecha a izquierda.
El descubrimiento de este fenómeno extremadamente raro, que esta semana fue presentado en una conferencia de anatomistas, fue asombroso para los médicos, sobre todo, porque Bentley pudo vivir una vida tan larga y saludable. «La ‘situs inversus’ con levocardia ocurre aproximadamente una vez de cada 22.000 nacimientos y a menudo se asocia con enfermedades cardíacas que amenazan la vida y otras anomalías», escribe el portal de la OHSU.
Los estudiantes estaban examinando el corazón del cadáver cuando notaron que los vasos sanguíneos eran diferentes. Después de abrir la cavidad abdominal, vieron que los órganos de la zona estaban en el lado equivocado. Cam Walker, profesor asistente de anatomía en el Centro de Servicios Anatómicos de la OHSU, quien ayudó a los estudiantes a desentrañar el misterio de la anatomía de Bentley, calificó el descubrimiento de «maravilla médica».
Bentley vivó en Molalla, a 40 kilómetros de Portland, y llevó una vida normal y saludable, sin sufrir ninguna enfermedad crónica. Junto con su esposo era dueña de una tienda local de alimentos para mascotas. Su única queja sobre la salud fue la artritis, recuerda una de sus cinco hijos, Louise Allee, que señaló que a su madre le habría encantado la atención que recibe su raro caso.
La familia de Bentley, así como la propia mujer, desconocía la condición que padecía. Durante su vida se había sometido a tres cirugías, pero solo el cirujano que le extirpó el apéndice advirtió la ubicación atípica de los órganos en su cuerpo.
H/T – RT