Ha nacido el primer bebé del mundo a partir de un óvulo vitrificado de forma automatizada, un nuevo sistema que disminuye el riesgo de contaminación y las pequeñas variaciones que puede haber en los protocolos manuales.
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El primer bebé en el mundo formado a partir de un óvulo vitrificado de forma automatizada ha nacido en el extranjero fruto del trabajo implementado en el Servicio de Medicina de la Reproducción de Dexeus Mujer de Barcelona a través de un sistema tecnológico encargado de llevar a cabo un proceso que hasta ahora se hacía manualmente.
De acuerdo a la directora de los Laboratorios de Reproducción Asistida y jefe de la Sección de Biología del Servicio de Medicina de la Reproducción Dexeus Mujer, Montse Boada, el bebé nació el 29 de septiembre «completamente sano» a las 37 semanas de gestación y con un peso de 2,2 kilos y midiendo 46 centímetros.
Ello «confirma la viabilidad» de la nueva tecnología Gavi, comercializada y distribuida por Merck, que salió al mercado en 2016 y que fue adquirida por hospitales y centros de reproducción asistida de todo el mundo, ha destacado Boada.
Por primera vez, el servicio barcelonés ha llevado a término un embarazo a partir de un óvulo vitrificado –técnica de congelación que preserva mejor la célula– de forma automatizada y que ha culminado con el nacimiento del primer bebé en el mundo que ha sido concebido utilizando este sistema.
El responsable del Laboratorio de Crioprservación de Dexeus Mujer, Miquel Solé, ha explicado que la vitrificación es un sistema de criopreservación ultrarrápido que reduce el tiempo y el riesgo de la formación de cristales de hielo, ofreciendo una alta tasa de supervivencia tras la descongelación.
Hasta ahora, un embriólogo experto se hacía cargo del proceso con la preparación de las muestras y realización de los distintos pasos hasta su conservación en nitrógeno líquido a –196 grados–.
«Se trata de un trabajo en el que hay que ser muy estricto y experimentado para poder ofrecer un buen resultado», ha puntualizado Miquel Solé.
La automatización del proceso tecnológico disminuye el posible riesgo de contaminación y minimiza las pequeñas variaciones que puede haber en los protocolos manuales, ha destacado la directora de I+D del Serviciio barcelonés, Anna Veiga.
H/T – La Vanguardia