Los expertos la definen como «la mejor gimnasta en la historia» y la apodan la Nadia Comaneci moderna. Simone Biles se ha convertido en una de las atletas más importantes del mundo, pero su vida no ha sido fácil. Conoce su asombrosa historia.
Biles, que nació en Columbus, Ohio, en 1997, es una de las tletas que conforman la delegación olímpica de EEUU y, a sus 19 años, esta gimnasta está haciendo historia, ya es la medallista de oro más condecorado en la historia del mundo de la gimnasia de campeonato. Ha ganado el concurso general de los tres últimos Mundiales, algo que nadie había conseguido antes, y ha obtenido 10 medallas de oro (además de dos de plata y dos de bronce).
La joven es capaz de lograr con facilidad movimientos que otras gimnastas sólo podrían soñar, pareciera que lograra desafiar las leyes de la gravedad. Sus rutinas son tan complejas y tan pocas veces vistas en las competencias, que sólo las nombran después de ella.
Aquí puedes ver su movimiento más característico, conocido como «El Biles»:
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This piece of journalism is majestic. Thank you. https://t.co/rFrmppvE94 pic.twitter.com/1wYExqSXg1— Benny (@bennyjohnson) 8 de agosto de 2016
Pero nada de esto hubiese sido posible sin sus padres adoptivos, quienes cambiaron radicalmente la vida de la reconocida atleta cuando era una pequeña. Biles y sus hermanos nacieron en una familia cuyo padre los había abandonado y cuya madre -tras abusar de las drogas- los había abandonado en un refugio.
Lo cierto es que la vida, de la que ahora es una de las atletas más sobresalientes del mundo, fue realmente caótica, hasta que en 2001, sus abuelos, Ron y Nellie Biles, adoptaron oficialmente a Simone y su hermana y se mudaron a Spring, Texas. De esta forma, sus abuelos se convirtieron en «mamá y papá»
Ron y Nellie fueron los primeros en introducir a Simone en el mundo de la gimnasia. Después de un año en un gimnasio local de Texas, Biles fue descubierta por el entrenador y ex gimnasta de competición, Aimee Boorman, que desde entonces ha supervisado su meteórica carrera.
Sus padres también introdujeron Simone a su fe cristiana. Ella asiste a misa con su familia todos los domingos cuando no está compitiendo. Simone reza regularmente y lleva un rosario que su madre le dio.
Su rutina de entrenamiento extenuante siempre ha sido apoyado por su madre y su padre, que están con ella en cada paso del camino.
En una semana típica, Biles entrena los lunes y los miércoles de 12:30m a 05:30pm; los martes, jueves y viernes de 9am al mediodía y de 3pm a 6pm; y los sábados de 9am a 1pm. Los domingos, su único día libre, va a la iglesia con su familia.
Una historia de superación que, sin duda, nos inspira a ser mejores en todo lo que hagamos.
H/T – Ijr