El cráneo presenta varios rasgos actuales y retiene algunas cualidades arcaicas, pero no corresponde totalmente a ninguna población conocida de ese periodo.
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Aurélien Mounier y Marta Mirazón Lahr, del Centro de Ecología y de las Ciencias de la Conservación de Francia (Cesco, por sus siglas en francés), reconstruyeron el cráneo del último ancestro común de todos los humanos modernos y han compartido el resultado de su trabajo en un estudio publicado por la revista Nature Communication el pasado 11 de septiembre.
Para crear esa imagen emplearon el método filogenético y se basaron en 263 muestras de personas de nuestro tiempo y ya extintas. Al posicionarlas de manera cronológica, trazaron la trasformación de esos cráneos en el tiempo y modelaron la forma de la cabeza de nuestros ancestros, que habrían habitado la actual África hace unos 300.000 años.
El sujeto presenta varios rasgos contemporáneos característicos, pero retiene cualidades arcaicas como las crestas supraorbitales pronunciadas y la cara inferior sobresaliente.
«Es un humano bastante moderno pero, en realidad, no corresponde a ninguna población actual: es algo diferente», comentó Mounier al diario estadounidense The New York Times.
De hecho, tampoco corresponde a ninguna de las poblaciones de aquel periodo identificadas en varias partes de África: la marroquí y la tanzana difieren mucho mientras que la tercera, encontrada en Kenia y Sudáfrica, es más cercana.
Aunque la suerte de esos grupos es incierto, la humanidad moderna podría ser el resultado de su mestizaje «para formar nuestra especie», opina Aurélien Mounier.
H/T – RT