El primer amor se vive como una magia, una ilusión indescriptible y una felicidad única, ¿todo suena muy bonito, verdad? Pero justamente eso hace que no sea el más indicado.

Sucede que cuando somos muy jóvenes nos enamoramos perdidamente, por lo que dejamos a un lado todas las razones y pensamos sólo con el corazón.

Es muy común que cuando pases por algún mal momento en el amor inmediatamente recuerdes tus experiencias pasadas, sobre todo, de tu primer amor, noviazgo o enamoramiento. Sin embargo, aunque todos conocemos la frase “el primer amor nunca se olvida” tampoco se pasa por alto el segundo, el tercero, el cuarto… pues todos son parte de tu vida y como buenas o malas experiencias suelen recordarse con la misma intensidad.

La diferencia está en que en la primera experiencia las emociones están al límite y eso hace que vivas el amor de una forma diferente. Pero en él todo parece ir bien y ser lo ideal, hay mucho romance, expectativas y hasta roce, pero en los seguidos ya comienzan a haber peleas, a cuestionar qué es lo que estás buscando y a tener una idea más clara de las virtudes y deficiencias de la persona a la que amas.

Pero, precisamente eso, ya sea un primer amor lastimoso o feliz, hace que las relaciones siguientes sean mejores, porque ya no miras a la otra persona como lo más maravilloso del mundo que has visto y la comienzas a valorar realmente cómo es.

Esto porque para que una relación sea realmente sólida es necesario este despertar, mientras que en el primer amor estamos absolutamente ciegos de lo que hace mal el otro.

Es por eso que el primer amor casi nunca resulta el más indicado o el bueno, y aunque es probable que algunas pocas personas lleguen a casarse así y vivan una vida feliz al lado de su primer amor, lo más común es que no sea hasta la cuarta o quinta relación que ya tienes una identidad dentro de la pareja y que las cosas puedan darse con respeto y amor.

Además, otra de las razones por las que los primeros amores casi nunca son buenos, es porque a cierta edad, cuando uno es muy joven, casi nadie llega a tomar muy en serio una relación; en ese momento no se visualiza el compromiso a largo plazo y el noviazgo se convierte en puro entretenimiento.

Pero todo esto no es para que mires a tu primer amor con tristeza, al contrario, alégrate que compartiste con alguien tu etapa vulnerable e inmadura y que todo terminó bien, con un aprendizaje que te servirá o sirvió en tus posteriores relaciones amorosas.

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H/T – Enpareja