El nuevo dispositivo de Samsung, el cual aún se encuentra en fase de prueba, permite controlar el volumen y los canales a través de las ondas cerebrales.
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¿Te imaginas cambiar de canal o bajar el volumen de la televisión con sólo pensarlo? Pues Samsung podría hacer que esta tecnología llegue antes de lo esperado.
En su conferencia de desarrolladores que se realiza en San Francisco, Estados Unidos, la compañía surcoreana presentó el Proyecto Pontis, que con la ayuda del Centro de Neuroprostética de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, Suiza, desarrolló un sistema capaz de leer las ondas cerebrales y traducirlas a acciones en una televisión.
El objetivo de esta investigación es hacer los productos de Samsung accesibles a las personas con discapacidades físicas que impiden su movimiento.
De esta manera, a través de 64 sensores colocados en la cabeza del usuario y un rastreador ocular, se obtiene una lectura de las ondas cerebrales al momento de que el usuario está realizando una acción; así como los movimientos que realizan sus ojos.
Con esta información, se construirá un modelo que permita aplicar el aprendizaje automático que permita al usuario seleccionar programas o niveles de volumen a través de los movimientos oculares y las ondas cerebrales de manera predictiva.
«Estamos haciendo tecnología que es más compleja, más inteligente, pero no debemos olvidar que esta tecnología está hecha para interactuar con los humanos», dijo Ricardo Chavarriaga, científico principal de EPFL y quien trabaja en el proyecto con Samsung.
En un inicio, Samsung había pensando hacer el experimento con un teléfono celular, pero una pantalla es mucho más accesible debido al tamaño y a que se encuentra en prácticamente cada casa.
Martin Kathriner, jefe de relaciones públicas de Samsung Electronics, dijo que aún es muy temprano para saber si esta tecnología llegará a todos los dispositivos, pues en la fase de prueba, los usuarios deben utilizar un casco y un gel especial para obtener una lectura de las ondas cerebrales, algo que tal vez muy poca gente haría en su casa.
H/T – Milenio