El hallazgo de un sarcófago vacío del siglo XIII ha desconcertado a los científicos, pues, los arqueólogos rusos aseguran que ningún dato indica a quién pertenecía ese ataúd ni si albergó un cuerpo en algún momento.
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Integrantes del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia han vuelto a examinar un sarcófago vacío del siglo XIII descubierto en la Catedral de la Dormición de la ciudad de Rostov (Yaroslavl, Rusia) debido a que, cuando lo descubrieron en 1994, algunos detalles habían pasado desapercibidos.
El especialista Andréi Leóntiev ha detallado que ese sepulcro «desconcierta a los investigadores» debido a que «no hay ninguna información sobre la extracción de restos en la historia de la catedral durante el tiempo documentado». Además, tampoco existen «huellas que indiquen que dentro hubiera un cuerpo en algún momento» y «un ataúd vacío en una iglesia es un misterio».
Durante una inspección reciente, a este equipo científico le llamó la atención que los tamaños de la tapa y el sarcófago no coinciden. Los investigadores no dudan de que esa cubierta fue tallada especialmente para cumplir esa función porque un ornamento único decora ambos objetos, así que sugieren que pudo haberse fabricado más tarde por una razón desconocida.
Otra peculiaridad es la escasa profundidad del recipiente, 28 centímetros. «Hubiera sido difícil colocar a un difunto en una caja así. Por supuesto, con el tiempo la profundidad de los sarcófagos disminuye, pero no tanto», ha comentado al respecto Leóntiev.
Aunque los arqueólogos aún no pueden explicar estos hallazgos, barajan dos versiones respecto al propósito de este misterioso sarcófago. Una indica que pudo pertenecer a un obispo local, cuyos restos habrían sido trasladados a otro lugar después de su canonización; la otra sugiere que estuvo relacionado con el kniaz Gleb Vasilkóvich, cuyo cuerpo sacaron de la catedral y enterraron en otro lugar varias semanas después de su muerte.
De momento, ninguna de estas posibilidades se puede confirmar. Incluso, los científicos todavía no están seguros de que en el sarcófago enterraran a alguien. El paso siguiente será averiguar si existen restos orgánicos en sus paredes.
H/T – RT