En un concurso, un hombre logró comerse un total de 71 perros calientes en tan solo 10 minutos, pero, aun así, no fue su mejor marca.
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En Estados Unidos existe una modalidad competitiva denominada speed eating (comer ingentes cantidades de lo que sea en un tiempo determinado) o un organismo, como la International Federation of Competitive Eating (MLE), que la regule. Y cada 4 de julio, coincidiendo con el Día de la Independencia, se produce una verdadera oda al despropósito en forma de concurso. Es el Nathan’s Hot Dog Eating Contest, una tradición vigente desde 1972.
En la edición de este año Joey Chestnut, que lidera el ranking de la MLE, logró su décimo segundo triunfo tras engullir la nada despreciable cantidad de 71 perritos calientes. Qué sería el récord absoluto si no fuera porque el año pasado logró comerse 74, la mejor marca hasta la fecha. En categoría femenina, Miki Sudo se impuso por sexto año consecutivo después de dar buena cuenta de 33 unidades. No está mal tampoco, aunque su récord personal es de 41.
Y todo ello, ante la atenta mirada de miles de espectadores entre los asistentes al evento y los que lo siguen perplejos en directo por televisión, cortesía de la cadena deportiva ESPN. Un espectáculo en toda regla made in USA que roza el esperpento.
En un país en el que aproximadamente el 40 por ciento de la población tiene sobreperso o es obesa, resulta cuanto menos discutible la iniciativa por el mal ejemplo que se da al convertir semejante disparate en puro entretenimiento. Además, nadie se plantea lo perjudicial para la salud, como denuncia un artículo de Usa Today, que es esta práctica o si este tipo de competiciones suponen un verdadero desperdicio de comida, que podría destinarse perfectamente a otros fines mucho más constructivos. Pero en la tierra del show business hay cosas que no tienen sentido.
H/T – As