El cometa aumentó su brillo intensamente hasta mediados de marzo y ahora experimenta una perturbación en su núcleo, reportan los astrónomos.
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La atención de múltiples astrónomos se ha enfocado en los últimos días en un cometa que casi repite el trayecto del gran cometa de 1844, el objeto celeste más brillante en el cielo nocturno de ese año, después de la Luna, y que podría tener el mismo origen.
Se espera que el nuevo cometa, apenas descubierto a finales de diciembre pasado y designado C/2019 Y4, se acerque a una distancia mínima del Sol (el perihelio) el próximo 31 de mayo. No obstante, se han detectado en los últimos días varios indicios de que podría nunca llegar a ese punto, sino desintegrarse en el camino.
Algunos cálculos que recogió este lunes el sitio web Space.com sugieren que, para el momento de su aproximación al astro, podría rivalizar con el brillo del planeta Venus o incluso de la Luna llena. Efectivamente, desde el momento de su descubrimiento hasta el 17 de marzo, el brillo del C/2019 Y4 aumentó a un ritmo increíblemente rápido, multiplicándose por 27.500 su valor inicial.
Hoy en día esta fuente de resplandor es aún más conocida como ATLAS, al heredar el cometa el nombre de un programa que registra nuevos y peligrosos asteroides (Sistema de última alerta de impacto terrestre de asteroides, por sus siglas en ingés). El experto en cometas John Bortle supuso que el ATLAS es un «importante pedazo» del histórico C/1844 Y1, idea que le sugirió la semejanza de sus trayectorias.
«Lo que se está acercando al Sol ahora», comentó Bortle en declaraciones a Space.com, «es un trozo de hielo y polvo cometarios de tamaño modesto, con una gran porción de superficie recién expuesta, una que nunca ha visto el sol». Su previsión es que dicha superficie reaccionará a la luz solar como lo hizo otro cuerpo similar y muy brillante del pasado, el Kohoutek, que mostró una cola muy larga y un brillo extremo al aproximarse al Sol en 1973.
El mismo medio admitió la «posibilidad de que el ATLAS se desintegre por completo cuando llegue a las proximidades del Sol a finales de mayo». Las observaciones astronómicas dejan la impresión de que ese cometa hubiese «golpeado un muro el 17 de marzo». Desde esa fecha, el aumento de su brillo se ha reducido drásticamente, de tal manera que en las dos semanas posteriores solo se adicionó 0,5 a su magnitud en pleno movimiento hacia el centro del sistema solar.
Dos notificaciones subidas este martes al portal de intercambio profesional Astronomer’s Telegram confirman el pronóstico negativo para el cometa.
Un telescopio instalado en la ciudad china de Ningbo (Sinkiang) dejó a los científicos locales apreciar un «pseudo-núcleo alargado y alineado con el eje de la cola, una morfología consistente con una disminución repentina o cese de la producción de polvo». Los autores relacionan ese efecto con una importante perturbación en el núcleo.
Otro equipo reporta haber llevado a cabo la telemetría del C/2019 Y4 los días 1 y 5 de abril, esta vez desde La Palma (Canarias, España). La comparación de las imágenes obtenidas revela una disminución del radio de la región nuclear y también su alargamiento. «La distribución del material nuclear parece algo bimodal», señalan los astrónomos, añadiendo que ven una «brecha» entre un punto más agudo y otra sección más extendida.
Algunos planetarios anunciaron hace unos días que el paso del C/2019 Y4 o ATLAS hacia el Sol estaría al alcance de los aficionados a simple vista o con telescopio desde finales de abril. Sin embargo, a juzgar por estos últimos datos, la observación puede no hacerse factible o volverse menos espectacular de lo esperado.
H/T – Actualidad